Valiente

Parece ser que la valentía la determina un puñado de neuronas escondidas en una parte minúscula del cerebro. En laboratorio, los científicos han conseguido convertir a indefensos y valerosos animales en completos cobardes con una ligera manipulación. Lo cierto es que todos podemos ser valientes o cobardes dependiendo del día, porque ya consideraba Esopo que «es fácil ser valiente a una distancia segura». La cuestión es que los humanos, además de animales, somos racionales y en el arrojo individual entran otros factores morales como el compromiso, los valores, la educación o la integridad.

El íntegro hace «lo correcto aun cuando nadie» le ve, porque no espera reconocimiento; actúa a partir de principios. Para Aristóteles la integridad y la honestidad van unidas y aplicarlas ayuda a alcanzar la felicidad. Es posible que para el valiente y el íntegro ninguna derrota sea más dolorosa que la traición a sus valores. Por eso, cuando una persona con esas raíces se va, no sólo pierden sus seres más queridos, sino toda la sociedad.

Ángel Martín Azcona ha pagado con lo más valioso el actuar acorde a sus principios. El 17 de julio se subió a una máquina excavadora para tratar de hacer un cortafuegos y evitar que uno de los demasiados incendios que este verano arrasaron la provincia de Zamora alcanzase a su pueblo.

Las imágenes de su coraje rodeado de llamas hicieron (y hacen) tanto sufrir a su familia como conmovieron al mundo, que puso la vista en un hombre anónimo de 53 años que ese día se convirtió en el 'héroe de Tábara'. Ángel ha luchado por vivir durante tres meses. Su muerte deja una sociedad más vacía. Pero su vida irradia la luz de los valientes; esa que con un único acto tapa mil de los cobardes. Descansa en paz, Ángel.