CHRIS JACKSON / AFP

Un vacío inmenso

Editorial ·

El legado de Isabel II es tal que constituye un reto nada fácil de afrontar por quien será coronado bajo la abrumadora ausencia de su madre

El Norte

Valladolid

Viernes, 9 de septiembre 2022, 00:12

La muerte de la reina Isabel II ha dejado un vacío que parece imposible de cubrir. Durante siete décadas hizo que la Corona británica diera sentido de permanencia y estabilidad a la democracia del Reino Unido. Se convirtió en símbolo de la identidad colectiva de ... ingleses, galeses, escoceses y norirlandeses. Y en referencia de la historia compartida entre los países de la Commonwealth.

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La muerte de Isabel II, omnipresente en la existencia de todos los británicos que viven hoy, ha dejado también huérfanas a las demás Monarquías europeas –el rey Felipe VIlo ejemplificó anoche expresando su «enorme respeto» y ensalzando su «sentido del deber y del compromiso»– y a los europeos en su conjunto. Su personalidad como mujer de Estado la permitió transitar del siglo XX al XXI siendo partícipe de momentos convulsos y cambios vertiginosos que ningún mandatario en la historia de la humanidad pudo atravesar hasta la fecha.

La superioridad de su figura, junto a su prudencia y discreción, habían permitido que sortease a favor de la institución monárquica y de su papel cohesionador la serie de escándalos, polémicas y crisis que afectaron en varios periodos a la Familia Real británica. Empezando por el 'annus horribilis' de 1992. El legado de Isabel II es tan inmenso que, brindando a su sucesor Carlos III un caudal infinito de lecciones y posibilidades para desempeñar las funciones de Rey de todos, constituye al mismo tiempo un desafío nada fácil de afrontar para quien hoy será coronado bajo la abrumadora ausencia de su madre.

El desamparo que puede suceder a Isabel II alcanza al Reino Unido en medio de un sinfín de incertidumbres. Tanto respecto a la evolución de la economía, los costes de la energía y la inflación, como en cuanto a la división política que afecta a la mayoría conservadora que lidera hoy el país y que concede enteros a la eventualidad de una alternancia a favor del laborismo en las próximas elecciones legislativas.

El hecho de que el último acto institucional de la Reina fuese sancionar el relevo de Boris Johnson y la investidura de Liz Truss, hoy todavía inédita, da cuenta del momento en que, este jueves, dejó este mundo. Carlos III tiene un modelo al que seguir en la extensa experiencia de su madre. Un testamento que seguirá a disposición de sus herederos. Con el hándicap de que no tendrá mucho tiempo para dejar de lado la inevitable comparación.

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