La que se ha liado tras las declaraciones del ministro Garzón por decir algo obvio avalado por informes de Bruselas. Dan miedo las reacciones violentas e irracionales que ha suscitado no solo entre los contrincantes políticos, también en algunos dirigentes del partido con el que ... gobierna en coalición. Algo huele a podrido en el puchero donde cuece el sempiterno odio español. Los ganaderos han salido casi en bloque para lanzar pullas envenenadas contra el ministro. Y ahí comienza el problema, en la falta de matices. Las declaraciones del ministro apuntaban contra las macrogranjas que en la mayoría de comunidades carecen de regulación y que, por la inercia del sistema, se están convirtiendo en tendencia en la ganadería intensiva. Y algo habrá que hacer para regular y frenar este disparate no solo porque lo diga el ministro de Consumo. También debiera decirlo el de Agricultura y Ganadería y, sobre todo, el de Medio Ambiente.
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El mundo bucólico que retrataba Clarín en 'Adiós, Cordera' ha desaparecido. Desde hace décadas las granjas vacunas para ser rentables cuentan con ochenta o cien cabezas como poco. Ahora la tendencia se empieza a medir por miles, tanto en marranas crionas como en vacas lecheras. Pobre del pueblo al que le cae encima una de estas granjas aberrantes porque el suelo y el subsuelo se saturan de nitritos que contaminan el agua. Nací en Lastras de Cuéllar y sé de lo que hablo. Llevamos seis años sin agua potable. Más allá de mi pueblo la provincia de Segovia está amenazada por la contaminación del subsuelo.
El estiércol es muy apreciado por los agricultores porque fertiliza la tierra siempre que se esparza en proporciones idóneas. Las macrogranjas ultrajan la tierra. Lo que ocurre en un pueblo cuando se instala una de las modernas macrogranjas es que lo convierten en un pueblo maldito, en una peste incompatible con proyectos empresariales relacionados con el ocio y el turismo, además de degradar la vida de los vecinos a los que condenan a efluvios nauseabundos.
La ganadería es una fuente esencial de riqueza para el medio rural. Cerdos, vacas, gallinas y ovejas forman parte de los desvelos campesinos. El ministro Garzón destacaba en sus declaraciones la calidad de la carne que ofrecen las regiones donde las vacas pastan en las laderas de las montañas o de los rebaños que carean en montes y rastrojeras. El ministro criticaba la peste de las macrogranjas que por su masificación producen carne de calidad dudosa y a las que, de manera civilizada, habrá que regular si no queremos darnos un tiro en nuestro propio pie. Dan pavor las imágenes de odio de los ganaderos que han salido a protestar. La verdad es verdad, aunque la diga un judío, que diría Sem Tob.
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