Estoy sorprendido por la violencia con la que algunos jovenzuelos se enfrentan entre ellos o con sus padres, o participan en agresiones sexuales. Tratando de entender esos comportamientos me veo a mí mismo con catorce o quince años, cuando lo más 'viril' era participar ... en una cantea con los vecinos del barrio de abajo. Aquellas guerrillas urbanas solían acabar con algún chichón, que era preferible curar antes de llegar a casa si no querías que te volvieran a sacudir. Ni que decir tiene que ninguno de mis amigos osó levantar la mano a sus mayores porque era una fórmula infalible para que te forraran.
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Puede que los actuales comportamientos estén relacionados con algunos juegos y series de televisión como uno llamado 'Calamar', donde, según he oído, el que pierde muere a balazos. Evidentemente, se trata de una fantasía a la que están enganchados millones de chicos en todo el mundo, aunque lo malo es cuando cae en manos de gente poco formada incapaz de diferenciar la ficción de la realidad. Reconozco que siendo un crío pensaba que los actores que morían en el cine palmaban de verdad, pero con los años descubrí que la cosa tenía truco porque a la temporada siguiente volvían a aparecer los mismos en otra película de estreno.
A lo mejor me equivoco pero algunos mozos de este siglo confunden la realidad con la ficción, lo cual es para echarse a temblar porque no sobra valor sino que falta cabeza.
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