El tripartito de Castilla yLeón
LA ESPITA ·
Cada semana que pasa está más claro en la Junta de Castilla y León que al tándem PP-Ciudadanos se le suma Igea, que reclama protagonismo al nivel que los dos partidos que pactaronLA ESPITA ·
Cada semana que pasa está más claro en la Junta de Castilla y León que al tándem PP-Ciudadanos se le suma Igea, que reclama protagonismo al nivel que los dos partidos que pactaronSi las formas en política valen un potosí, han contizado a la baja en Castilla y León esta semana, justo cuando se ha comprobado que gobierna un tripartido, no un bipartto. La Junta está integrada por el PP, Igea y los suyos (pocos) y ... Ciudadanos.
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Mañueco. Los que celebraron en agosto la jubilación de Pedro Viñarás como gerente regional del PP están recibiendo de su propia medicina. El relevo del histórico 'alma mater' de la sede regional por Borja García Carvajal, que en algunos ámbitos, incluso fuera del PP, se sigue viendo como una patada política en salva sea la parte a Alfonso Fernández Mañueco y los suyos por parte de Teodoro García Egea, número dos de Pablo Casado, están comprobando que a la sede regional hay que llegar curtido y para hacer política. Viñarás levantaba el teléfono, daba una orden y el aparato del partido se movía más rápido que cuando Luis Enrique pega dos voces en un entrenamiento. Esa pérdida de 'punch' por parte de la sede regional muestra que Egea, por mucho que quiera dirigir las sedes autonómicas y provinciales desde Madrid, no llega; y que el PP está aletargado y el número dos de Mañueco, Francisco Vázquez, uno de los diez cargos públicos de Castilla y León mejor pagados, no enfoca bien su objetivo. Esta semana, con la ley Celaá y con el apoyo de Bilbu al Gobierno de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias, el PP regional ha perdido la oportunidad de plantar cara a dos decisiones del Ejecutiuvo de la nación dignas de una respuesta política contundente. Si no es que el presidente de la Junta le lanza a la cara al secretario regional del PSOE, que no líder, Luis Tudanca, lo de Bildu, o que se reúne el viernes, aunque con la ley ya aprobada, con los colegios concertados, el PP regional, ¿qué? Un Mañueco que tiene que hacer encaje de bolillos en lo que es cada día más un tripartito en la Junta (PP-Igea-Ciudadanos) y que ha de estar más en dirigir al Ejecutivo que al partido, que para eso tendría a Vázquez, e incluso al vicesecretario de Organización, Javier Lacalle, desaparecido en el Senado. Pero esa multitarea no exime al presidente de que se le afee publicar con 'sabatidad' el decreto que modifica las condiciones de trabajo de los sanitarios, con alteraciones en movilidad geográfica, permisos, jornadas de trabajo o incluso el derecho a cuidar a sus familiares. Claro patinazo de Mañueco como presidente de la Junta hacia un colectivo que si algo merece, tras el año que llevan de sobretrabajo por la covid-19, es cuidado, atenciones y afecto en las formas y, sobre todo, meticulosidad en el fondo. No se les puede sorprender un sábado en el Bocyl con semejante decreto. Es una censurable y vergonzosa falta de formas.
Igea. Quienes saben del asunto aseguran que el presidente no iba a poner en duda con ese decreto los objetivos de la Consejería de Sanidad y su titular de hecho, el vicepresidente Francisco Igea (consejero de todo lo de Ciudadanos en la Junta, excepto Cultura porque no llega: Transparencia, Ordenación del Territorio, Acción Exterior, Sanidad –aunque Verónica Casado figure como titular de derecho de ese departamento–, Economía e Industria –aunque Carlota Amigo sea la titular de derecho– y portavoz). Un Igea, que pese a crecer con fuerza como socio de Mañueco al mismo nivel que el partido que no le quiso de líder nacional, se muestra desconcertado: la curva de contagios y fallecidos por el coronavirus no se dobla. Razón de más para cuidar las formas con el personal sanitario.
Tudanca. El secretario regional, que no líder, del PSOE transita por la política como alma en pena. Y a sus penas tiene que añadir ahora hacer digerible en la región y en su partido el apoyo de Bildu al Gobierno. Mientras se queme él a cuenta de Madrid, Javier Izquierdo y otros correligionarios socialistas, felices. Pero, ya puestos en esto de que el Gobierno de Sánchez sea apoyado por Bildu, una sugerencia: podría irse el secretario regional, que no líder, del PSOE a la puerta del cuartel de la Guardia Civil de Burgos, ese que ETA intentó volar en la madrugada del 29 de julio de 2009, y tratar de explicar desde allí cómo se gobierna España con apoyo de un partido que no ha condenado los asesinatos y los atentados de ETA.
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Herrerismo.José Antonio de Santiago-Juárez, extodopoderoso consejero de Juan Vicente Herrera, compareció esta semana ante una comisión de las Cortes regionales. Y dejó esta perla: «Me he sentido como un apestado», dijo refiriéndose a su partido, el PP. Semejante confesión no hace sino demostrar que lo que queda del herrerismo, a refugio de los sillones de la oposición municipal en Valladolid, carece de fuelle, caído en la lona preso de su historia. Al alcalde socialista Óscar Puente no se le quita la sonrisa.
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