Ya están ahí, asomándose a las páginas de este periódico o copando de promesas las ondas de radio y televisión. Pueden ser sutiles o toscas, pero casi todo rezuma un constante tufillo preelectoral. Nos separan siete meses de la próxima contienda, las municipales. Si el ... PSOE es capaz de sostener el gobierno con Podemos, iremos a las generales seis meses después. Y por si nos sabía a poco, europeas en 2024. Todo esto sin descartar que la ventana autonómica se abra otra vez en Castilla y León.
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Lo peor de todo es que nada es gratis. De media, unas elecciones cuestan a cada elector casi tres euros. Por no hablar del coste psicológico.
El tema estrella de campaña serán los tributos. No hay nada más atractivo que una rebaja impositiva, especialmente cuando la cartera aprieta al votante. Así que asistimos a una ofensiva tributaria que ofende hasta a papá Estado. Todas las comunidades del PP anuncian bajada de impuestos y nos advierten: ¡pero aún hay más! Los socialistas díscolos no se quieren quedar atrás y rompen filas, lo han hecho en Valencia y en el País Vasco, otras cuatro se lo están pensando.
Este es el recuerdo que nos dejarán los comicios que llegan. Un pellizco en el bolsillo, una propina de 35 euros por contribuyente en Castilla y León y miles de empleos en Valladolid. Porque aquí vale todo, desde el dispendio de fondos europeos hasta las implantaciones empresariales, pasando incluso por un tributo a Jason Derulo en la Plaza Mayor.
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