Un momento poco oportuno

Así que la valoración de la decisión requiere conectar esos dos elementos para la reflexión: si hay causa política suficiente, si el momento y las circunstancias son apropiadas. Luego vendrán las consecuencias de haber tomado la decisión así y ahora, pero eso se irá viendo las próximas semanas y especialmente ese 13 de febrero, víspera del Día de los Enamorados, que vaya usted a saber quiénes lo serán en esta ocasión.

La causalidad que invoca el presidente de la Junta dícese relacionada con la deslealtad del socio minoritario y la ruptura de hecho del pacto de coalición. Debiera explicarse mejor, más formalmente, con más detalle, para evitar que ahora fluyan las medias verdades, las filtraciones interesadas, las insinuaciones maledicentes. Si había intrigas de suficiente calado, relacionadas o no con el inminente debate presupuestario, para desestabilizar la gobernabilidad, si había evidencia de conversaciones a dos, tres o más bandas, para aprovechar ese trance con vistas a una más que probable moción de censura, cuando estuviera legalmente habilitada, o incluso antes con otros firmantes, si había otras turbulencias que no habían trascendido aún, a pesar de los recientes y reiterados compromisos de lealtad y de mantenimiento del acuerdo hasta el final, por parte de ambos socios.

Porque hay un dato muy relevante: no solo se han disuelto las Cortes de Castilla y León; inmediatamente antes, pero en unidad de acto político, se ha cesado a la parte de la Junta que correspondió a Ciudadanos, con el efecto inmediato de apartarles de la «gestión en funciones» durante la fase preelectoral que se abre. Es una decisión altamente significativa, que se querrá presentar como efecto directo de la invocada deslealtad y como causa inmediata de la disolución anticipada. Precisamente por eso requiere de una especial justificación ante la ciudadanía.

Finalmente, el momento. Se podrá decir que, para una decisión de este tipo, el momento no se elige, que mandan las circunstancias. Pero no puede dejarse de lado la coyuntura, ni puede minusvalorarse la posibilidad de haber apurado más antes de dar este paso. El miércoles iremos a una Cumbre de Presidentes Autonómicos con el Gobierno, con nuestro presidente en funciones, con una Consejería de Sanidad en tránsito, con una sensación de provisionalidad poco oportuna. Porque también iremos con una sociedad expectante, insegura y temerosa, en vísperas de unas fechas tan especiales como son las Navidades y en medio de un rebrote espectacular de la pandemia. El momento pedía certezas, responsabilidad, proporción y, si hiciera falta, algo de generosidad. La apertura de la sesión de las imprecaciones y las culpabilidades recíprocas no encaja bien en el momento.

Así que en esas estamos. Una decisión, que hay que justificar bien para poder valorar a fondo sus causas y su conveniencia, adoptada en un momento complicado y en unas circunstancias poco oportunas. Estaremos pendientes.