Tránsfugas asintomáticos

De la traslación de la sentencia de De Gaulle a la política castellana y leonesa sabe mucho el actual presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. 'No se puede ir a ninguna parte con los de Ciudadanos, pero no se puede ir a ninguna parte sin los de Ciudadanos'. Ahí están el PP y Mañueco atrapados, justo en este instante en el que el secretario socialista, que no líder, Luis Tudanca, se ha puesto a repartir 'carnets de honradez' antes de subir mañana a la tribuna de las Cortes para censurar a Mañueco y al Gobierno regional PP-Ciudadanos. Como tarjeta de presentación es un error de bulto, pero le ha salido bien porque María Montero, que era procuradora salmantina de Ciudadanos (¡Ay, de Salamanca, tierra del presidente y de David Castaño, que se ha abrasado las manos porque las puso en el fuego respecto a que los 12 procuradores de Ciudadanos votarían juntos contra Tudanca... Una, ya no) ha cambiado la chaqueta por no se sabe aún qué, pero es seguro que no lo ha hecho gratis. Si gana Tudanca la moción, se garantiza carguito público; si no, en las listas del PSOE de 2023 tiene hueco.

La tal Montero exciudadanera resulta que deja el partido y el grupo parlamentario porque dice que habían venido a regenerar la política y que Francisco Igea (vicepresidente y portavoz de la Junta y consejero de todo lo de Ciudadanos menos de Cultura, porque no llega) no lo ha hecho; claro, tampoco lo habrá hecho Luis Fuentes, presidente de las Cortes; ni Miguel Ángel González, muñidor mayor del reino ciudadanero en las Cortes (hay que estar muy atentos mañana a él); ni Castaño, ni ninguno de los compañeros con los que la tal Montero ha compartido escaño tanto tiempo. ¿Y no se había dado cuenta ella hasta ahora? Si Tudanca no hubiera presentado la moción de censura, ¿ella seguiría con los compañeros no regeneradores? A otros tontos con ese discursito de que vino para regenerar la política. ¡Pero si ha utilizado las peores artes!: cambiar la chaqueta en cuanto le han soplado al oído algo, que no tardaremos en conocer qué es.

Tudanca lo fía todo a que mañana por la noche haya más tránsfugas y estultos en Ciudadanos. Lo primero, lo de tránsfugas, porque necesita al menos otros dos procuradores del partido de Inés Arrimadas (dependiendo de si Luis Mariano Santos, de UPL y Pedro José Pascual, de Por Ávila, apoyan o no a Tudanca). Lo segundo, lo de la estulticia, porque hace falta haber perdido hasta el oremus para autocensurarse, tras dos años de apoyo férreo al Gobierno del PP y de su propio partido, y ponerse detrás de un candidato a presidir la Junta que lleva dos años de inactividad (Tudanca se olvidó en julio de 2019 de hacer oposición) y que ha presentado ahora la moción de censura porque ha admitido que le obligaron desde la sede federal socialista (él dice que fue el propio Pedro Sánchez, pero habría que escuchar la grabación para creérselo).

Tudanca sigue confiando en que haya de dos a cuatro parlamentarios ciudadaneros que hasta las 21:00 horas de mañana lunes sean tránsfugas asintomáticos (es decir, en este instante no saben que son tránsfugas o tienen que hacer que no lo saben) y que le apoyen. Él no quiere tránsfugas, pero, ¿qué otra cosa van a ser los que le puedan apoyar del partido de Arrimadas por mucho que hagan estación de penitencia en el grupo mixto de las Cortes? Mientras, el candidato censurador va recogiendo enardecidos respaldos en su partido; es verdad que en público no muchos, pero ahí está el portavoz socialista en el Senado, Ánder Gil, el que más se está moviendo desde Madrid para que salga la moción. Y ahí están las llamadas a determinados despachos para la lista del posible gobierno tudanquista. En menos de 48 horas se conocerá el desenlace de este culebrón, que necesita de tránsfugas para salir, le guste o no a Tudanca que se diga: es lo que hay.

Mañana es San Bienvenido. Las coincidencias políticas del Santoral las carga el diablo.