De topillos y pujoles

Me he recordado quién fui y por qué se fue -el que fui. La bicicleta oxidada, un mapamundi con fronteras que ya no son, un cartel de mi primera firma en El Retiro: un decorado de lloreras y de banderas del Che, de 'Los Suaves', de Sabina, de Calamaro, Chinarro... Y aquella foto que nos hicimos juntos la musa y yo; la única, que he vuelto a ver encartada dentro de un libro de Umbral.

Crucé Despeñaperros y respiré. Como me dijo una vez un funcionario del catastro, la porquería (la infancia/adolescencia) es mejor no removerla.

A la hora X del miércoles me llega un pantallazo de lo de la UDEF. La independencia, presuntamente, se empezó a fraguar también con el 'crimen organizado'. La república catalana, si es que llega, tiene ya a su Noriega y a su Escobar.

He visto las fotos de mi comunión y he visto las fotos de los 'pujoles', clan amantísimo, por el Aneto. Al trinque siempre le ha gustado mucho echarse al monte y a las alturas. Este lumpen pijo e indepe es como un rayo que no cesa, y ahora se entiende la obcecación de Jordi Pujol (padre) en conseguir que a Cataluña les fueran transferidas las competencias en el tema del maco: anótese que a un Pujol le dieron hace poco un tercer grado por la gracia de Quim Torra.

Veo en HBO, tiempo después, 'Los Soprano'. Yo con los Pujoles podría hacer un documental -clavo el acento de Lérida- con un dron que fuera de Andorra a Suiza y de ahí a Montserrat, con los cuervos y la 'Moreneta'. La UDEF no tiene buena prosa, pero entre que se pierde en las subordinadas llama al clan Pujol de «mafia» y pone en papel policial lo que es un clamor: que la España de las tragaderas ha tragado (sic) durante mucho tiempo y con mucha gente.

El independentismo se empieza a disolver entre el sorpresivo -e irónico- estadismo de Rufián y los padres fundadores que tuvieron la mano muy larga y así lo transmitieron de generación en generación, de Andorra a Tortosa. Emprendedores de cuna, los 'pujoles'...

Y Virgen de la Asunción y San Roque. En mitad de agosto, María subió a los cielos, en la oficina se rompió el aire acondicionado y yo pillé una gastroenteritis leve que me quité a base de sidra. En el Instagram veo Peñafiel en fiestas, España en fiestas, y pienso en el origen de las fiestas que son aquí en Celtiberia.

Me cuenta el premio nacional de Enología Pepe Faus que todo obedece a una razón biológica: al amparo de un santo o de una deidad, las aldeas celebraban lo que fuera, abrían las murallas, le daban al porrón y fornicaban para mejorar la especie. Claro que Pepe Faus, teórico de la cepa, olvida la tradición, la necesaria imposición de la alegría por bando consistorial y otras razones por las que celebrar. Celebrar por ejemplo la onomástica de San Ciriaco y de San Hinojoso mártir.

Por la Virgen de agosto Jonás Trueba, un Sorrentino de las calores de Madrid, nos saca una película homónima. También Tarantino y su Hollywood encabronado, coctelero, decadente y liberal que es el que más nos gustó. A Di Caprio se le ve ya el aura de buen actor, de excelente actor, y como que ese testigo se lo pasó Paul Newman a Robert Redford, y este a Pitt y Pitt a Di Caprio, y Di Caprio a Gosling. Se ve que el cine, la vida, la industria y el meneo son cosas de rubi@s que se relevan. Los calvos no podemos sino rebelarnos o comer palomitas con aire acondicionado. Y soñar, claro. Con que la Historia, como hace Tarantino en su última, se puede cambiar.

Estos días de sol encanallado entreno en casa, veo los tours de Induráin en mi bicicleta de 'spinning' y me cisco en agosto, en mi madre con los 'marlboros'. Y me enfado bajo este sol y bajo este cielo y entiendo que el aire acondicionado es un lujo concebido por los neutrales, que diría el poeta. Veo a Bugno, Chiapucchi, De las Cuevas, Fignon... los veo y entiendo que los años -los veranos- se me echan encima.

Vivir es recordar el Tour, la contrarreloj X y Luz Ardiden. Ahora con la Vuelta volveré a la ruta, sé que la Colombia ciclista me ampara.

La república independiente de los topillos. El topillo ha echado raíces. Según Asaja se extiende en nuestra tierra en una extensión de 94.000 kilómetros cuadrados. El reino de este bicho/plaga que le quita el sueño al campo y el trono a la procesionaria. Los topillos son como los Pujol, que han sido consignados en la página de hoy. El topillo hace lo que puede porque el reino animal, incluso con los topillos, se abre paso. Como tantos...