Las perlas de la traición

La amnistía parece cosa hecha, condición sine qua non para que Sánchez llegue al gobierno. El mismo Sánchez que delega su palabra en el ex alcalde de Valladolid, Óscar Puente, durante el debate de investidura de Feijóo. Bronco, airado, desacertado, faltón... Mal, muy mal Puente. Sánchez será presidente, Puigdemont será amnistiado y nos beneficiaremos del complejo de culpabilidad del Ejecutivo. Su mala conciencia, la infidelidad a una mayoría de españoles que está en contra de la amnistía, se plasmará en más medidas sociales, en leyes y reformas que le lleven a tratar de congraciarse con su electorado. Collares, anillos, pulseras, algún que otro viaje de medio pelo que aquiete el remordimiento. Bueno, peor sería que le saliera gratis. Nos tapamos un poco la nariz y disfrutamos de mejores pensiones, mejor sueldo mínimo, reformas progresistas... Las perlas de la traición se las colgaba mi amiga cuando quería que su marido se sintiera especialmente miserable. En política, por el contrario, pueden servir para perdonar sinceramente la ofensa. Ella, mi amiga, era más infame: engañaba gratis, sin el más mínimo remordimiento.