Se acuerdan, los de una cierta edad, de cuánto hablamos del grupo Bilderberg, aquel elitista foro que dirigía el mundo atendiendo sólo a sus intereses bastardos? Ciento y pico influencers que conspiraban contra nosotros como malos de película. Ya nos hemos olvidado de aquellos complots ... planetarios y nos dedicamos a otros más pequeños. Hemos cambiado a Bill Gates, a los Rockefeller o Rumsfeld por Puigdemont, Sánchez y Núñez Feijóo. Porca miseria, qué degeneración.

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Esto de la previsible ley de amnistía para pagar el voto del ínclito Puigdemont es muy aburrido. Lo de Cataluña, lo de Euskadi, las propuestas del Lendakari, los viajes de la señora Díaz, el tartufismo del PP, el mercadeo de Sánchez... se me hace bola. Además, ¿no se han dado cuenta de que únicamente interesa a los viejos, a los que vivimos en el pasado? Pregunten a los chavales qué opinan de la futura ley de amnistía. Pregúnteles de lo que quieran, de cualquier cosa, y verán qué lejos estamos de ellos, qué distancia nos separa. Nunca el mundo ha sufrido tantos cambios. Redes sociales, Inteligencia Artificial, empresas que facturan más que continentes, tecnología de ciencia ficción, populismos, el avance de la ultraderecha... Nunca, dicen los que saben, todo habrá cambiado tanto como mañana. Y nosotros con Puigdemont, un hombre tan pequeño, tan insignificante. Pero, aunque sea aburrida e intranscendente, esa ley de amnistía, de darse, será una infamia, estará mal. Cosas, conceptos, principios que ya murieron, pero que siguen en nosotros porque eso somos, aunque el mundo agonice.

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