Me voy haciendo viejo y me temo que, al envejecer yo, ustedes lo hacen conmigo. Ustedes, para los que escribo, que no tienen edad ni rostro, que son siluetas, sombras, pero que son verdad. Los escritores de novelas tampoco ven la cara de sus personajes, ... pero serían capaces de reconocerlos por la calle. Y digo que me voy haciendo viejo porque todo se me vuelve mucho más complejo. La vida, la política, las relaciones personales, la economía, la Ciencia...Todo es más complicado, demasiado complicado. Miro esta España actual y la veo tan variopinta, tantas voces, tantas interpretaciones, tantas direcciones, tantos sentimientos...Y miren ustedes, mire usted que como yo se está haciendo mayor, que nosotros venimos del final de franquismo, de la Transición, de los años del terrorismo, de cuando este país se abrió al mundo.
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Aquel país, aquella la vida, pese a todo, parecían más sencillos, cabían en nuestra mirada. Nunca, con veinte años, dije No comprendo. Y así, como con España, ha sucedido con todo. Tal vez sea la Segunda Ley de la Termodinámica, el aumento de la entropía, del desorden, que todo se jode con el paso del tiempo. Pero no es eso, no es que todo se estropee sino que nuestra mirada se amplía. Nuestra mirada, la suya y la mía, no la de aquellos que cada día son más brutos y berrean simplicidades, votan simplicidades, eligen caminos que no llevan más que a una dirección. La estulticia, la incomprensión, las orejeras en la mirada, en la conciencia y en el pensamiento nos hacen creer que tenemos la verdad e ignorar lo complejos que son el mundo y la vida.
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