Dice un amigo que se le ha hecho corta la campaña electoral, porque ha estado en la sierra de Hornachos, entre jaras, aulagas y brezos, un par de horas de Internet, poca cobertura en el móvil y apenas televisión… Pinta bien, pero se ha perdido ... el espectáculo diario de «don Prometeo». Durante estos quince días nos ha llovido café con perrunillas y el pan llegó a la mesa relleno de jamón ibérico. Se recluyó en la sierra siendo un paria y, sin enterarse, bajó de ella con las entradas de cine a dos euros, facilidad para contratar seguros y préstamos hipotecarios, descuentos para que sus hijos deambulen en el interrail nacional y europeo, línea de avales para cubrir las hipotecas, servicios esenciales garantizados, reforzamiento de la educación primaria y secundaria, construcción de tropecientas mil viviendas para alquileres baratos, lucha contra la sequía, impulso de la Formación Profesional, centros de Capacitación Digital, atención a la salud mental… ¿Y eso cuánto cuesta? 13.000 millones. ¿Quién lo ha prometido? - me pregunta. Pedro Sánchez. Ah, bueno, ¿quieres que te haga un café de puchero? La Sierra de Hornachos lo ha iluminado.
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Sé que, si le punzan en un dedo, antes que sangre le brota adrenalina. El doctorcito se levanta exaltado y necesita guerra, cuerpo a cuerpo, ensartar a sus enemigos y ver en cualquier lámina de agua su figura de galán irresistible. No tiene tiempo para pensar, por eso alza su espada contra todo lo que se mueve, sea Isabel Díaz Ayuso, la Justicia, Doñana, las empresas o las elecciones autonómicas y municipales, porque él puede con todos y no se fía de ninguno de los que le rodean. El activismo y protagonismos que ha tenido en estas elecciones, en las que ha fundido el motor del Falcon, solo lo puede igualar otro superhéroe. Debe tomar café con misterio, porque anda como Jesulín de Ubrique en su época de mocerío. De haber podido habría puesto su careto en los ocho mil pueblos, sería el aspirante en las doce comunidades y disputaría diputaciones, cabildos y juntas generales, convencido de que ningún candidato socialista da la talla y ninguna cara es tan bonita como la suya. Lástima que no pueda clonarse, como los sellos de Correos, para ser candidato en todas partes. Aun así, tendría tiempo para decir misa en dos o tres parroquias, dirigir el tráfico en la Gran Vía y pernoctar en la Mareta.
Alguien que lo conoce me dice que se va a destrozar las manos de tanto frotarlas, que está nervioso, crispado y distraído… Mal asunto, si no reserva energías para planear en una caída para la que no tiene soluciones Tezanos. Il divo no ha ido para apoyar, ha ido para apoyarse, para demostrarse su valía, para deleitarse con sus ecos y porque está convencido de que él y solo él, es capaz de sostener el barco socialista a flote. Él o el abismo, parece creer, sin reparar que el abismo es él.
Ha sido tanto su afán que ha impuesto su presencia incluso en aquellos lugares donde preferían que no fuera por el estropicio electoral que lleva consigo y que se va a ver dentro de unas horas. Aunque la militancia y los candidatos socialistas sostengan la caída en municipios y comunidades, la presencia de Prometeo les ha quitado protagonismo y fiabilidad a sus programas. ¿Con qué nos hemos quedado, más allá de las bobadas de su verborrea barata y chulesca? ¿Qué han destacado todos los medios? ¿Hacia quién fueron todos los focos? ¿Por qué tenemos que hablar de Pedro Sánchez en una campaña municipal y autonómica? Y como es día de votación, no voy a decir nada de los candidatos.
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