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El pasado miércoles, nada más acabar Pedro Sánchez su intervención como presidente de turno de la Unión Europea, un perro se hizo oír por los altavoces del hemiciclo, ladrando alguna verdad perruna que los servicios de la Cámara no han sabido traducir. Lo curioso ... es que los eurodiputados, mirándose sorprendidos, guardaron silencio hasta que el chucho concluyó su intervención. Pero antes ya se habían oído otros ladridos, porque Puigdemont, a tres metros de Pedro Sánchez y de su siempre perplejo ministro de AA EE, no perdió la ocasión para avisar de las consecuencias de los incumplimientos del pacto con el gobierno de España, lamentando no poder intervenir en catalán. Cada día me parece más fascinante la chulería del huido y cada día se agranda más la humillación del Gobierno de España ante sus exigencias y peroratas. ¿Le respondió el perro? Estamos a la espera de la traducción, pero los ladridos no parecían amistosos y en algún momento pareció oírse algo parecido a que le gustaba la fruta.
Mal día para Pedro Sánchez que no pudo lucirse en su despedida como presidente y, contrito y humillado, se limitó a relatar la paz existente entre España y Cataluña, fruto de sus acuerdos con el que acababa de abroncarlo y que bajó de la tribuna saboreando su éxito. Tras la alicaída intervención del presidente, algunos diputados socialistas iniciaron un tímido aplauso, que no silenciaron el tronante 'hijo de puta' de otros. Europa nos mira porque lo que estamos haciendo en España es más difícil de entender que el discurso del perro.
Y como no hay parto sin sangre, en Pamplona se ha visualizado un fleco más de los acuerdos entre el PSOE y los proetarras de Bildu. Los dos socios, Bildu y PSOE, presentaron una moción de censura a la alcaldesa de UPN para que Bildu pudiera coger el bastón de mando. Intercambio de cromos entre socialistas y los de Otegui, porque Bildu fue el primer socio en cerrar filas para que Pedro Sánchez lograra la ansiada presidencia del Gobierno y, además, dio sus votos para que el PSOE se hiciera con la presidencia de la Comunidad. No es extraño que un gorilón socialista con mando y en nombre del Gobierno, adjetivara a Bildu como «partido progresista y democrático».
Un día antes, la infamia se hizo verbo en el Congreso de los Diputados, con un penoso Patxi López ejerciendo el mamporrerismo para que, con fórceps, entrara la verga de la amnistía. Qué torpeza inmolarse tanto para hacernos creer que la cosa es por el bien de España y sin que medie pago alguno a los secesionistas, cuando tenía garantizada la mayoría para que la iniciativa prosperase.
179 diputados han cerrado filas para que en España solo existan ellos y fuera del Congreso de los Diputados todo sea el abismo. Ni Constitución, ni leyes, ni jueces, ni Estado de Derecho… Nada, todo queda en manos de los que ampulosamente denominan «soberanía popular» y como han fusionado el Legislativo con el Ejecutivo, ahora van a por el Judicial y desde la tribuna una tipa, como portavoz del separatismo catalán, se atrevió a señalar con nombres y apellidos a los jueces que hay que enjuiciar por no haberse sometido… ¿Esto está ocurriendo de verdad o es una pesadilla? Europa mira atónita y un perro nos ladra.
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