!['Todito lo consiento...](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201911/28/media/cortadas/Urgencias-kLCB-U9082577609552B-624x385@El%20Norte.jpg)
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Pero no que mientes a mi madre', dice una de esas frases populares que condensan en pocas palabras dónde está el límite de lo permitido. Y en el caso de la sanidad, que tiene que ver con la salud, los ciudadanos tenemos la piel fina. ... Para pocos consentimientos. Lo saben bien los políticos que le dedican horas a hablar de cómo ha mejorado la actividad sanitaria con su participación y dirección, o de cómo se ha estropeado y lo mucho que se ha degenerado con las decisiones adoptadas por los otros gobernantes.
La reducción de los centros donde se atienden las urgencias, «la unificación» que aclararía un directivo para señalar que de esta forma, no solo se ofrece un mejor servicio, es que se dispone de más medios y de más profesionales. Pero el mensaje cala poco, sobre todo en tierras donde se ve cómo desaparecen los servicios para no regresar más. Las nuevas generaciones de 'millenials' nacidos en este siglo o a finales del pasado apenas saben de las tres figuras más básicas de un pueblo: los maestros, los médicos y el cabo de la Guardia Civil. Cuando un municipio contaba con todas esas personas estaba en una categoría en la que cada vez juegan menos localidades. Primero desaparecieron las casas cuartel y los guardiaciviles, que ahora pasan, de vez en cuando, con el coche patrulla. Luego cerró la escuela, y casi al tiempo, el médico fue trasladado a un centro «unificado» ya saben... Ahora ocurre en la capital en un sector muy, pero que muy sensible. Cuidado.
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