Woody Allen. Eric Gaillard-REUTERS

Los títulos de crédito

Al faro de Aqualung ·

«Porque los títulos de crédito son cine. Son diseño. Son tipografía. Son animación. Son poesía visual. Por desgracia, cada vez son más las películas que se olvidan de ellos»

Jueves, 3 de junio 2021, 07:30

Odio que empiece una película directamente. Sin preámbulos. Sin la más elemental información. Despreciando el trabajo de los responsables. Nos citan, eso sí, para el final. Allí te enteras hasta de quién ha sacado a pasear al caniche de la protagonista. No es lo mismo ... . Muchos queremos saber, cuando se levanta el telón, quién trabaja en la película, quién ha escrito el guion, quién se va a encargar de la banda sonora.

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El cine de hoy desatiende cada vez más a sus espectadores. Nos priva, además, de un arte que se está abandonando poco a poco. Eso de que en la mayor parte de las películas nos escamoteen los títulos iniciales de crédito sucede justo ahora que se cumplen 25 años de la muerte de Saul Bass. A la mayoría ni le sonará su nombre.

Otto Preminger le encargó el cartel de Carmen Jones y le gustó tanto su trabajo que le pidió que hiciese también la secuencia de los títulos de la película. Fue el principio de todo. Saul Bass se iba a encargar de elevar a la categoría de arte los títulos de crédito. Otros siguieron su estela. Cómo olvidar las secuencias de apertura de la saga 007. O las de Stars Wars. O las memorables escenas animadas adornadas con la música de Henry Mancini y protagonizadas por una pantera rosa fumando en boquilla.

Hasta Woody Allen es reconocible en sus presentaciones. Son simples: fondo negro, música de jazz, misma tipología en blanco. Información y respeto a los espectadores. Porque los títulos de crédito son cine. Son diseño. Son tipografía. Son animación. Son poesía visual. Por desgracia, cada vez son más las películas que se olvidan de ellos.

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