El Gobierno español se ha decidido a darle una oportunidad a la paz enviándoles armas a los ucranianos. Previo pago con fondos de la Unión Europea. Legítima defensa: el concepto que más le hizo dudar a Gandhi en sus prédicas. El límite de la ética ... pacifista. Y la lógica del mercado de las armas, ése que tantos puestos de trabajo sigue proporcionando en nuestro país, séptimo exportador del mundo. Igual ahora un poco más.

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Cada uno en su estilo, el presidente Sánchez y la ministra Robles han tenido que retorcer lo suyo el lenguaje para explicar lo pacífico que puede llegar a ser vender armas. Pero es igual. Hace ya mucho tiempo que por aquí decir una cosa resulta igualmente creíble (o increíble) que decir la contraria. Lo cierto es que han convencido a todos. Menos a Ione Belarra y a Irene Montero. La diferencia, con su compañera (todavía) de partido Yolanda Díaz, entre aspirar al poder o a retirarse con las ganancias, como en el póker.

No sé si las ministras pacifistas del Gobierno español sabrán o no que las mujeres ya no escapan de Kiev con sus hijos. Porque las salidas están cortadas y porque saben que algunas de sus vecinas han sido asesinadas a tiros por soldados rusos. De los hombres, claro, no cabe hablar, porque entre los 18 y los 70 años están todos militarizados. Esperando a que les lleguen las armas españolas con el manual de instrucciones. A Yolanda Díaz la lógica gubernamental le parece más seria. Al menos mientras siga asistiendo al rearme de su rival, la otra gran lideresa española: Isabel Díaz Ayuso. Nunca se había visto algo así: cargarse al denunciante antes de saber el alcance de lo denunciado. Pero los caudillismos son así: nunca hay otra razón que la sinrazón que a la razón se hace. Menos mal que vuelve el Rey. No sabemos cuándo ni por dónde, tal como están las fronteras. Pero vuelve.

La paz se defiende a tiros, dice nuestro Gobierno, mientras que en medio de los tiros, y de las bombas, Rusia y Ucrania escenifican falsas conversaciones de paz. Apertura de corredores humanitarios, para que las tropas rusas puedan tomar con más facilidad los enclaves estratégicos. Un poco más de tiempo haciéndose el ruso, como decía mi abuela, mientras colocan sus reservas de rublos en bitcoin, y el otro mercado, el de las finanzas, trata de resistirse al bloqueo, pidiendo que, si les cortan el flujo, hagan lo propio con el oro y los diamantes. También mientras países como México, con ese gran líder internacional que es el presidente López Obrador a la cabeza, ayudan a Vladimir Putin a aliviar la angostura del cerco económico. El mundo es ancho y la solidaridad estrecha. Y a falta de botón nuclear, que terminaría de un plumazo con la guerra y con la historia, el cuerpo a cuerpo (los asesinatos de civiles) sigue siendo el pan nuestro de cada día. La eterna manifestación de la bestia.

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Ucrania, no. Pero Georgia y Moldavia todavía están a tiempo de entrar en la Unión Europea, antes de que los carros de combate rusos traspasen también sus fronteras. A tiempo de morir europeos, si Europa y los Estados Unidos no consiguen detener la espantosa huida hacia delante del nuevo zar soviético. Con la diplomacia por los suelos, me guste o no me guste a mí, ni a Belarra ni a Montero, parece que no es suficiente con resucitar a Lennon y a Yoko Ono en su habitación del hotel Hilton de Amsterdam, hace ahora 53 años cabales. 'Give peace a chance': a tiros, por mucho que nos apriete el corazón. Una sola vida lo valdría. Un millón de desplazados (de expulsados) también lo valen. Pero hay más, mucho más en juego.

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