El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.Reuters
Tipos muy negativos
El espigón de recoletos ·
«La economía es tan hermética como las declaraciones de los gobernadores del Banco de España. Nadie sabe nunca lo que dicen, salvo que hay siempre unas medidas que hay que tomar para que la cosa del bolsillo en el hogar nos vaya mejor a todos»
El aire de los tiempos es la economía global, que suena a riesgo, a recesión, a deflación, a crisis, en definitiva. Los enfrentamientos económicos de Trump con Xi Jinping ponen, pues, en riesgo la serenidad del planeta: y ambos no se entienden no porque ... uno hable en dólares y el otro en yuanes, sino por la guerra 'santa' de lo comercial, que es como el goterón arancelario hasta del 25% en la techumbre de las industrias del iPhone, el iPad y el Mac, la santísima trinidad de la tecnología Apple. Después vendrán los Dell, HP, Intel, Microsoft o Walmart, que trabajan en la China y ven el ocaso de sus masivas producciones, que son la devotio moderna, pero sin Tomás de Kempis y con el presidente de la Reserva Federal de los EE UU, Jerome Powell, que de espiritualidades habla más bien poco, y de bajar los tipos, mucho.
La economía es tan hermética como las declaraciones de los gobernadores del Banco de España. Nadie sabe nunca lo que dicen, salvo que hay siempre unas medidas que hay que tomar para que la cosa del bolsillo en el hogar nos vaya mejor a todos. Por ejemplo. En lo que todas estas mentes brillantes de la hacienda coinciden siempre es en que hay que enderezar la situación. El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dijo el martes en Portugal que «serán necesarios estímulos monetarios adicionales»: por dar esos titulares, el economista romano ganó el año pasado 401.400 euros. El asunto es que el romano Draghi quiere reforzar su política de tipos negativos y dicen nuestros cátedros de la renta y la bolsa que eso es un dislate porque producirá a la largo plazo distorsiones y burbujas. Los economistas ya hablan por Valle-Inclán y el callejón del Gato, donde todo es oscilación, deformidad y cachondeo fino.
La política monetaria es la mitología de la clase media, con sus dioses y penates dándonos el sobresalto a los mandrias, los paganini del sarao del Olimpo de eurobancos y reservas yanquis. La rentabilidad del bono es otra manera de hablar de sendas, balances y movimientos globales. Y cuando el papa laico que es Dragui en Europa y su corifeo de cardenales monetarios, después de subir y bajar por el Palacio da Péna, van y predican el evangelio de los bajos tipos de interés, los que dicen saber de esto ponen el grito en el cielo y amenazan con las diez plagas del Egipto mercantil o de las pérdidas bancarias millonarias y los tres mil globos que se explotan. En Sintra veranean los economistas ricos y se dan el atracón de confitería de Unesco, mientras el obreraje mansueto se va a bañar las carnes allende el Tajo, al Alentejo. Al presidente del BCE, que deja su cargo en octubre, parece que se le ha subido el azúcar con los pastéis de Belém y va molturando tipos como quien departe en las tertulias. Dicho, claro está, dicho sin acrimonia: solo está en juego el peculio del personal. Las finanzas: esa elipsis.
Twitter: @dfarranz
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