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Efe
El tiempo y la palabra

El tiempo y la palabra

La fecha es nueva, pero las noticias son viejas. La izquierda sigue mostrándose incapaz de pactar para formar gobierno

Tomás Val

Valladolid

Viernes, 13 de septiembre 2019, 07:17

Me miro en el espejo. No estoy moreno, mi bronceado es más de mediados junio que de principios de septiembre. Reviso mi móvil, no hay fotos nuevas, ni de playas espectaculares ni de atardeceres de ensueño. ¿Habré soñado que fue verano? A veces me sucede, ... el tiempo se enreda en mi cabeza como el cable de unos auriculares baratos y no hay manera de deshacer ese lío. No sé, ignoro si los dos últimos meses han sido verdad. Miro las noticias. Me asomo a la página del periódico. Septiembre 2019. ¿Cómo habré llegado hasta aquí? La fecha es nueva, pero las noticias son viejas. La izquierda sigue mostrándose incapaz de pactar para formar gobierno. Como en mayo, como en junio. No se sabe qué va a pasar con Inglaterra, con el 'brexit', si tendremos o no una salida salvaje. ¿Puede pararse el tiempo sin que nos demos cuenta? Me gustaría preguntar a nuestros políticos qué han hecho con el verano del 19, qué han estado haciendo Sánchez, Iglesias, Rivera, Casado… ¿Habré leído algún buen libro este verano? No sé, no recuerdo, pero si lo hubiera hecho, si hubiese leído ensayo científico, habría aprendido que el movimiento, el consumo de energía, siempre deja huella. Así, aunque el culebrón de Cataluña parece eternizarse, se observa que en la Diada de este año asiste menos gente. Las leyes de las Termodinámica. La energía genera calor, entropía; el cansancio, la desunión, provocan ausencia. Por fin una prueba de que el tiempo ha pasado, de que no me muevo en bucle. En esta Diada han comparecido menos personas que en años anteriores. Este septiembre no es igual al anterior. Qué curioso que la fuerza de las ideas siga midiéndose por la presencia física. Todo es 'on-line', Internet y esas cosas, 'likes', seguidores, Instagram…, pero una voz, una idea, tienen que estar respaldadas por un rostro, un cuerpo. Torra y Puigdemont podrán hacer las campañas que quieran por la red, pero nada es comparable a un ser humano en la calle. Eso sí que asusta, miren Hong Kong. Acaso es lo busquen los amos del mundo, que vivamos como avatares, que gritemos en la red y no en la calle, donde las ideas pierden y ganan las batallas. Hola.

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