Los inestables indicadores de que la 'ola ómicron' podría estar remitiendo después de semanas de presión sobre los distintos sistemas sanitarios han devuelto las expectativas sobre una próxima relajación de las restricciones, alimentadas por los anuncios de varias autonomías en España y de países europeos ... como Francia. La diferencia esta vez con respecto a los vaivenes precedentes con la pandemia es que la elevada capacidad de contagio de la variante sudafricana está viéndose acompañada, por paradójico que resulte, de una acusada convicción de que nos encontramos próximos a la 'gripalización' de la pandemia. Es decir, a más contagiados y más vacunados, mayor debilitamiento del virus hasta poder tratarlo como una infección endémica. La lógica científica y médica que puede sostener esta tesis no se corresponde, no obstante, con la ligereza de los pronunciamientos institucionales que se abonan a esa hipótesis sin haber doblegado aún la sexta ola. Conviene no alentar expectativas que trivialicen el drama de quienes pierden a sus seres queridos en esta fase pandémica. Como conviene no 'gripalizar' apresuradamente un virus que obliga a llevar mascarilla y que se ha cobrado dos millones de bajas laborales por efecto de ómicron.

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