La competitividad territorial tiene un ingrediente básico en la apuesta diferencial de la formación profesional de la Comunidad Autónoma. Castilla y León tienen una oportunidad clara si hace una apuesta valiente e inteligente en la formación profesional. No entremos en el análisis usual de la ... valoración de la formación profesional frente a la formación universitaria sino pensemos en términos de empleabilidad, y ante todo en el valor competitivo de tener profesionales de alto valor social. Tener diseminado en la Comunidad multitud de facultades que generen titulados que emigren a otro territorio o preferimos poner foco en formar a grandes profesionales que se queden en el territorio pegados a la empresa.
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Un gran remedio frente al vaciamiento territorial es una oferta potente de formación profesional en el territorio. Muchas veces, he discutido que no es mejor territorio por tener más centros universitarios sino por incentivar tener una oferta de formación profesional muy adaptada a los nichos ocupacionales del entorno. Sin duda, que invertir en una formación profesional amplia y especializada por provincias nos puede hacer a Castilla y León un gran bien como territorio con empleabilidad. Pero cuáles son, los retos que tenemos que vencer para tener una oferta adaptada a la empleabilidad y obtener una formación profesional centrada en las necesidades de crecimiento del territorio. Se me antojan cinco grandes reflexiones al respecto.
En primer lugar, tener todo de todo y disponer de plazas de formación profesional de todas las especialidades en todas las provincias de la Comunidad es un ejercicio espurio de prepotencia teórica. Cuando analizamos las plazas vacantes de la formación profesional es muy distinta según la comunidad autónoma. Mientras en Extremadura la formación profesional en Dirección de servicios de Restauración está vacía, en Cantabria es la formación de guía turístico. Por tanto lo primero, es planificar y nuclear el conocimiento en diferentes escuelas que recoja todas las necesidades formativas de la Comunidad, no tener en cada provincia un poco de todo. Además, esta «nudificación» de formación profesional permitiría mejorar el profesorado, más especializado, con mejores programas y disponer de un «erasmus» en la Comunidad que seguro que nos haría ganar en identidad territorial.
En segundo lugar, unos buenos servicios de orientación y prospección de estudios. Orientación para encaminar a los alumnos a estudios profesionales con ocupación, adecuando la libertad de estudiar lo que sea con el consejo de orientar a las personas en las oportunidades futuras que tiene cada especialización. No se trata de justificar las plazas que tengo porque tengo ya el profesorado y las instalaciones sino potenciar el cambio según la evolución de las necesidades empresariales. Menos profesorado y más técnicos en proponer nuevos estudios y programas más cercanos a la empleabilidad.
En tercer lugar, cómo no, la incentivación de la formación dual en torno a las especializaciones de las empresas. La formación dual no es solo importante para las empresas porque van a disponer una mejor fuerza de trabajo sino también por el impacto social de tener un capital humano más adaptado y más anclado en el territorio. La formación dual es una palanca importante de generar «arraigo formativo» en el territorio. Aprendices territoriales es un avance para el crecimiento demográfico de Castilla y León.
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En cuarto lugar, la programación flexible e híbrida. Las necesidades empresariales evolucionan continuamente y no podemos tener planes de formación anclados en bonitos ejercicios teóricos realizados históricamente. La formación profesional actual debe ser ágil y responder a la demanda empresarial continua y no esperar a tener modelos escleróticos de aprobación académica. El rigor no está reñido con la flexibilidad formativa. Y además, para la empleabilidad futura es bueno buscar formaciones hibridadas, es decir, mezclar conocimientos diversos en torno a una especialización para producir fuerza de trabajo singular que pueda dar una seña de identidad diferencial y no encerrarse en falta de ideas que supone la homogeneización del saber. El rigor en ser homogéneo nos lleva a la rigidez de lo normalizado, no debemos caer en estudiar lo establecido en vez de formarse en lo útil.
Y, en quinto lugar, la continua propuesta de reciclaje de las profesores. No solo en el área de la actualización de conocimientos sino también en el reciclaje continuo a otras materias más competitivas en términos de empleabilidad. La obsolescencia docente no es un problema del docente sino de la planificación educativa que tiene que prever que la variabilidad de materias están determinadas por necesidades empresariales. No debemos olvidar que una respuesta educativa es una necesidad social que en donde la empresa se juega su lógica competitiva. El profesorado debe estar continuamente evolucionando no solo en su materia, sino también en áreas colaterales que les haga tener un perfil más complementario y competitivo. El docente tipo T, donde la parte vertical es la profundización y especialización en un tema y la parte horizontal de la T será la amplitud de materias colaterales y allegadas que permitan dar una docencia mas hibridada de conocimiento y facilite un mejor 'reskilling' del profesorado.
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En fin, si el territorio de Castilla y León apuesta por la formación profesional debe pensar en la creación de un «hub» especializado por provincias para evitar tener todo en cada provincia por decir que lo tenemos. Estos «hub» deben convertirse en referentes de conocimientos profesionales. También debemos dedicar esfuerzos y recursos en hacer prospección de estudios de necesidades en formación profesional y tener flexibilidad para cambiar ágilmente la especialización. Sin duda, apostar por formación dual con empresas «champions« por sectores es una gran apuesta. Crear programa muy adaptado a la oferta y la demanda también y, por último, disponer de un sistema de detección temprana del cambio curricular del profesorado.
Un territorio que apuesta por la formación profesional adaptada, flexible y pegada a las empresas no solo lo notara sus cifras del paro sino también en su retención en el territorio de su población. Menos formar personas para otros territorios y mas adaptar la formación a las exigencias de crecimiento de la empresas en el propio territorio. Y como decía mi abuelo palentino «el que mucho abarca poco aprieta», menos titulaciones de todo y más formación específica para las necesidades territoriales.
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