Terminator

Acaso un poco sobreactuado, pero lo ha dicho con toda claridad Arnold Schwarzenegger: tenemos las manos manchadas de sangre. Los 44.000 millones de euros que Europa paga a Rusia por sus combustibles son la gasolina con la que los blindados de Putin siguen avanzando en territorio ucraniano. Y sus soldados perpetrando nuevos crímenes de guerra. Pero aquí hace demasiado calor como para hacer cuentas. Podían haber elegido Reikiavik, que es la capital de la OTAN más cercana al Círculo Polar Ártico, pero no. Va a ser en Madrid donde los altos mandos propongan soluciones militares a un conflicto que empieza a ser más peligroso para la humanidad que el agujero de la capa de ozono. Protegidos por nueve mil policías y guardias civiles, que pasarán todo el calor del mundo mientras generales y ministros se reúnen en salones con aire acondicionado. Derrochando gas argelino.

Al menos para final de mes los europeos ya sabremos algunas cosas más sobre nuestro destino inmediato. Sabremos si el Gobierno de España será todavía más débil tras los resultados en Andalucía, o si el de Francia le permitirá a Macron ejercer su pírrico liderazgo europeo tras la segunda vuelta de sus elecciones legislativas. Porque del liderazgo de Alemania nada se sabe, ocupado en los cálculos gas/vidas humanas de los que acusa el fornido Schwarzenegger. Y del liderazgo británico sin duda es mejor no saber.

Ni siquiera el vestido azul celeste de Camilla Parker Bowles, duquesa de Cornualles, en las carreras de caballos de Ascot, ha conseguido desviar la atención un minuto del desastre en el que ha sumido al país su formidable primer ministro. Habría que invocar a Churchill con una tabla güija para preguntarle si recuerda un período de menor influencia internacional en la historia del Reino Unido de la Gran Bretaña. Menos mal que nos queda Portugal.

«Todo era software y ciberespacio. No había núcleo del sistema. No se podía desconectar. El ataque empezó a las 18:18, tal como había dicho. El Día del Juicio, el día que la raza humana quedó prácticamente destruida por las armas que había fabricado para protegerse. Debí darme cuenta de que nuestro destino nunca fue evitar el Día del Juicio». Eso decía Schwarzenegger cuando era Terminator, antes de convertirse en político y predicador universal. Ya entonces movía a risa, pero estoy seguro de que más de uno en Badajoz, por ejemplo, cuando esta semana se alcanzó una mínima de 27 grados en la noche, empezó a pensar que eso del Día del Juicio era algo más que la letra de un guion de ciencia ficción.

En fin, que los que hemos alcanzado el sábado sanos y salvos, si bien recalentados, tenemos que reponer fuerzas ante un nuevo verano, uno más, en el que junto al bañador nos vamos a llevar a la playa las gafas de bucear de la incertidumbre. Esta noche la mínima prevista es de 15 grados, con sensación térmica de 15 grados. No es lo ideal para dormir, pero será otra cosa. Aprovechemos para soñar que mañana será otro día. Que lo será.