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Sala con sofás, decorada y oferta de bar en unos cines. Iván Arlandis
El efecto tresillo
Vidas breves

El efecto tresillo

«Los vendedores, que son unos linces, saben de nuestro cansancio y se han dedicado a esparcir sofás y sillones por todos los negocios. Ahí, aletargados, nos pillan con las guardias bajas»

Lunes, 29 de enero 2024, 00:23

Cae la noche y la niebla en Miguel Íscar. Los negocios del centro ya cerraron, pero están encendidas las luces de sus escaparates. Me cuesta comprender qué es lo que venden. Hay carteles con gente guapa y sonriente, y frases cariñosas tipo «Porque te lo ... mereces», «Para ti y los tuyos», «Cuéntanos tus sueños»... A lo mejor son bancos, gabinetes estéticos, agencias de viajes, compañías de telefonía o de seguros. Más que cosas, prometen estados de ánimo, pero no aclaran a qué precio. Los antiguos mostradores acabaron en el 'punto limpio'. Ahora los locales parecen cuartos de estar, más exactamente el cuarto de estar de una casa modélica, impoluta y moderna, impersonal como un plató de serie de televisión. Sillones de diseño, mesas de abedul y lámparas con luces indirectas y suaves. Hasta me parece oler un aroma a café, que lo trae Juan Valdés directamente de su plantación en una bandeja.

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