Borrar
Deseo y rechazo
Vidas breves

Deseo y rechazo

«Sin años sesenta para quemar sujetadores, las españolas tuvimos que hacer un curso acelerado de liberación sexual, dentro de lo liberada que puede estar una en una materia tan compleja»

Lunes, 25 de noviembre 2024, 07:14

Siempre ha habido puertas cerradas. Las más cerradas son las construcciones herméticas que a pie de carretera anuncian con neones paraísos que esconden infiernos. Al lado de los prostíbulos, la puerta de un cine es algo naif, por mucho que dentro se proyectaran películas X. ... En Segovia solo llegamos a la S y, aun así, las adolescentes de entonces cruzábamos de acera, como si hubiera podido absorbernos el vicio. Sí, por entonces se hablaba mucho del vicio, viciosos ellos, ninfómanas ellas, como si fueran una categoría diferente del resto. En el instituto los chicos hacían bromas sobre si habían visto a aquel profesor o al más salido de COU entrando en el cine Victoria. Con todo, acudir al cine, más tarde cruzar la cortina del reservado del videoclub, o comprar una revista porno en el quiosco exigía un mínimo de socialización. Estabas expuesto al juicio ajeno, pero también a la aceptación de otros, desde el que te atendía hasta otros posibles clientes. En los ochenta, los Mantería y el resto de salas X del mundo estaban sentenciadas, primero por el vídeo y después por el golpe de gracia, internet. La demanda es mayor hoy que entonces y se produce más cine porno que nunca. Pero es todo privado y doméstico. Ni siquiera necesita portar la etiqueta de 'para adultos': cualquiera puede acceder a él, cuando todavía no sabe amar y casi ni desear a nadie.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Deseo y rechazo