Telele

Mi edad provecta tiene sus desventajas y alguna cosa buena, como por ejemplo librarme de asistir a dos o tres bodas al año que agotan a María Santísima, cuestan un pastón y duran más que la saga completa de El Padrino. Me da el telele ... solo de pensar que tendré que mandar al tinte mi único traje para eliminar los restos de naftalina, elegir un regalo decente para que no me llamen rata y tragarme una ceremonia y el cóctel seguido de comida o cena que se prolonga hasta las tantas. Y si, a mayor abundamiento, el casorio es religioso, el cura se pone intenso y has estrenado zapatos ni te cuento el tormento. Aunque no son en absoluto comparables, es mucho más corto (y barato) un funeral con misa cantada que una boda clásica en cualquiera de esos espacios gigantescos donde lo normal es estar de pie varias horas, y lo más entretenido ver cómo le cortan la pajarita al novio, cosa que hicieron algunos amigos a los que no he vuelto a dirigir la palabra.Parece que a día de hoy los aspirantes a esposos legales tienen que guardar cola durante casi un año si quieren que todo esté a su gusto, cosa que a un servidor le parece una excelente noticia porque así tienen tiempo suficiente para dar el paso sin presiones. Al fin y al cabo, casarse es caro pero divorciarse tampoco debe salir barato, aunque en este último caso no hay que elegir el menú, probarse el chaqué y hacer lista de invitados. ¿O sí?