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De los pocos galardones que he recibido en mi vida profesional hay uno al que tengo especial cariño. Me lo dieron los representantes de la Coordinadora de Pajarillos hace poco más de tres años y dice así: 'Premio Dignidad y Coraje en la lucha contra ... el narcotráfico a Paco Cantalapiedra', servidor de ustedes. La verdad es que no creo haber hecho gran cosa para merecer dicha distinción, pero es de los pocos objetos que encuentro en el despacho sin perder media hora rebuscando. Aunque en la entrega confesé que había salido del Grupo 29 de Octubre cuando aquello era un lugar apacible donde nos conocíamos casi todos, lamenté la degradación del mismo por culpa de la droga, que hizo estragos en la zona y obligó a los vecinos a cantar la gallina en la calle varias veces a la semana, si mal no recuerdo.
Aunque todavía voy por allí de vez en cuando, me acongoja la imparable decadencia de ese distrito de casuchas minúsculas que el Consistorio trata de mejorar como puede. Pero no es el aspecto de la zona lo más preocupante, sino el ambiente que se vive en casi toda ella, tal y como nos recuerda este último suceso en el que un grupo de vecinos salieron en tumulto a defender a un fulano que estaba robando coches e hirieron a tres policías cuando iban a trincarlo. La tangana debió ser considerable, por lo que tengo que posicionarme: salvo que me falten datos, esta vez estoy más cerca de los guardias que de los ladrones.
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