Sentido de Estado

Todos hubiéramos deseado un resultado claro que pudiera dar una estabilidad serena al futuro cercano que nos espera. Unos hacia un lado y otros hacia el contrario, pero sin incertidumbre. Con todo, la España que sabíamos polarizada ha acabado por fracturarse definitivamente en dos bloques casi equilibrados y con los peores contrapesos que podían tener: quienes más daño quieren hacerla. El porvenir no puede depender de quienes ya piden referéndum de autodeterminación en Cataluña y País Vasco, porque su voracidad no persigue lo mejor para todos.

Durante los próximos meses, España debe reducir su déficit público, un desafío que nos exige Europa para cumplir con el Pacto de Estabilidad. También, acelerar la ejecución de los fondos europeos y conseguir que calen en nuestra economía. Más allá de cambios de opinión, Bruselas siempre se cobra lo que da y vienen tiempos de ajuste en nuestros raquíticos bolsillos. Y ante estos desafíos, los dos grandes partidos, PP y PSOE, continúan liderando y escenificando el enfrentamiento cuando más sentido de Estado se necesita. Ellos, junto a EH Bildu, son los únicos que han subido en estas elecciones. Ellos serán los responsables directos si, tras los resultados, una vez más son los españoles constitucionalistas los derrotados y los que acaban pagando sus prebendas.