Sacar la lengua

Hay un Día Mundial de Sacar la Lengua. Como lo lee. No sé si ya lo sabía y el dato no le sorprende o le pasa como a mí, que lo desconocía y descubrirlo le deja estupefacto. Vaya, que para cuando estoy escribiendo esta palabra ... sigo con la misma cara de perplejidad. La cuestión es que, a veces, buscando información para inspirarme, miro el listado de días internacionales por si hay alguno destacado del que una escribiente novata pueda sacar partido y así es como me di de sopetón con el de la lengua. Parece ser que hoy sí o sí hay que sacarse una foto (conocida ahora como selfi) sacando la lengua con 'hastag' (antes, almohadilla) y colgarlo en una red social. No me negará que el gesto es muy socorrido cuando uno no sabe muy bien qué cara poner para retratarse, en el doble sentido de la palabra. Que no se le olvide hoy y compártala. Cuanto más, mejor. No sé muy bien para qué. Algunos días mundiales son muy necesarios, porque ponen el foco en temas de los que, de otra manera, no se hablaría ni siquiera un día: enfermedades raras, situaciones discriminatorias o derechos básicos. Por ir anticipando, el próximo miércoles es el de los abuelos y desde hace años felicito a la que Dios me mantiene para suerte mía. Pero hay otros que… Hay uno del orgullo zombie (vuelve la cara perpleja). Andar con zancos, los 'emojis' y las alitas de pollo también tienen el suyo. Lo mismo que el mal de amores, como si hubiera que recordárselo a quien lo sufre. Egoístamente, el de llevar al perro al trabajo podríamos estudiarlo. La cosa es que, como diría aquel, hay más 'días de' que botellines. Hay uno dedicado a sacar la lengua, con la falta que nos hace que existiera el de mordérsela. Sobre todo a algunos.