El orgullo patrio

La victoria de España en la última Eurocopa ha desatado el orgullo patrio y el ensalzamiento nacional hasta el punto de que algunos optimistas consideran que nos ha unido. Supongo que los agravios históricos sufridos ante los ingleses bien merecen una celebración en condiciones, aunque en España al final siempre acaban saliendo los peros. Ya se sabe.

La cuestión es que estos días se saca la bandera sin complejos ni remordimientos, como si fuéramos franceses. Resurge el español siempre dispuesto a celebrar la gesta, aunque pueda ser implacable con nuestros errores y vergüenzas que evidentemente las tenemos, pero no más graves que los de otros. Quizás para favorecer esa comparación con los fallos ajenos, la cadena pública decidió comprar los derechos televisivos y dar en abierto todo el campeonato, no sólo los partidos de nuestra selección.

La de Portugal, en 2004, fue la última Eurocopa que emitió Televisión Española en abierto. Pero ésta ha sido la de la victoria. ¡Menudo ojo! Un poco más de deuda tampoco importa. ¿Qué son 689 millones de euros a escote? Poca cosa, haga el cálculo, para lo entretenidos que hemos estado. Pues eso es lo que importa y que viva España.