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En 'El arte de la guerra', Sun Tzu recomienda evitar al fuerte y atacar al débil. Este militar y filósofo de la antigua China está considerado el mejor estratega de todos los tiempos y sus consejos se han seguido en prácticamente todos los conflictos bélicos ... desde la Era de Kofun. Pero sus reflexiones, aplicables también en la vida cotidiana, parecen el vademécum de una parte de nuestra clase política.

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Subir a un escenario y cantar una canción que habla de coger a una niña, meterla en tu camita, subirle la faldita y no sigo porque tengo el pudor que no demostró el alcalde de Vita, en Ávila, es repugnante, por mucho que el cántico se enmarque en las fiestas patronales de la localidad desde hace más de 40 años. No sé si más o menos que sentarte en un púlpito, en calidad de líder espiritual, y proclamar que las «buenas» mujeres debemos cubrir nuestro cuerpo, bajar la mirada y no usar ni maquillaje, ni perfume, ni zapatos de tacón, porque hacerlo es de «fornicadoras», pero como mínimo, si me permite, es igual de repulsivo. Pues para algunos, no.

El alcalde de un pueblo abulense de 79 habitantes es, claramente, enemigo fácil, abandonado incluso por su partido. Contra él, aspavientos y escarnio público hasta el ensañamiento, aunque haya pedido perdón. Pero frente a las proclamas públicas del imán de una mezquita de Madrid que cree fielmente lo que dice sobre las mujeres, silencio. No se vaya a ofender alguien. Pusilánimes frente al fuerte, corajudos frente al débil y siempre fieles al rédito político, que es lo que les mueve. Hipócritas de principios mudables ante los que habrá que perfumarse bien, aunque sólo sea para intentar tapar el olor a podredumbre ética que desprenden.

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