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No será por temas controvertidos: el pacto de Cataluña y su particular concierto, la situación cada vez más insostenible de Venezuela, la polémica cargada de equis e íes del boxeo femenino, Valladolid lleno de obras… Pero de repente sucede algo que te golpea y de ... un bofetón doloroso te sitúa en lo que de verdad importa.
El pasado domingo falleció Gabriel Villamil, fotógrafo de esta casa, y el vacío que deja es tan grande que todo lo demás es irrelevante, insustancial y nimio. Gabi, además de bueno en lo suyo, era mejor en esto tan complicado que es vivir y convivir. Era el que te abrazaba si, tras una entrevista especialmente complicada, no podías contener las lágrimas; el primero en felicitarte si recibías el inesperado regalo de escribir en el periódico en el que soñaste hacerlo; el que se preocupaba si veía que habías tenido una cobertura difícil; el de la eterna sonrisa; el de la palabra de aliento siempre dispuesta. La alta calidad de su trabajo no hace justicia a su nivel humano.
Gabi, eras el compañero con mayúsculas siempre dispuesto a ayudar, sobre todo a los recién llegados a esto del periodismo. «Te lo dice tu tío» ha recordado estos días tu compañero y amigo Nacho Gallego que nos decías. Y eso eras. El tío benevolente que guía y aconseja. Tú, sobresaliendo con todos tus polluelos alrededor. Eras líder sin proponértelo.
La pandemia nos robó tiempo. Para cuando volvió la 'normalidad', la tuya había enraizado en tierras áridas y, sin embargo, estabas presente y lo seguirás estando. Las futuras generaciones se pierden al mejor de los maestros en técnica y humanidad, pero les hablaremos de ti y seguiremos tu ejemplo. Tenlo por seguro. Te lo dice tu 'sobrina'.
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