¡Que le corten la cabeza!
Cola de león ·
Cuando se ha justificado y aplaudido todo, hay que ser muy consciente de que, si se deja de hacerlo, se pasa de palmero a plañidero, en apenas unas horasSecciones
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Cola de león ·
Cuando se ha justificado y aplaudido todo, hay que ser muy consciente de que, si se deja de hacerlo, se pasa de palmero a plañidero, en apenas unas horas¡Qué ingrata es la política! Da igual lo leal, servicial y entregado que uno sea para con el líder. Si un día intenta hacer algo por sí mismo –pensar, por ejemplo–, se corre el riesgo de que, como en la novela de Lewis Carroll, ... la Reina de Corazones pida –zas– «¡que le corten la cabeza!». Por eso es mejor mantenerla (la chola) siempre baja –como reverenciando constantemente a la autoridad– no vaya a ser que pase la guadaña y le rebanen a uno la sesera.
La misericordia es incompatible con la gestión de un partido político. Si no se exige obediencia absoluta, todo se desmadra. El favor del líder ha de venderse caro y, cuando se pierde, no hay vuelta atrás. Da igual que fueras, en su día, el único barón que apostara por él. Si la relación está rota, está rota y no se puede pretender arreglarlo con una llamada. Es lógico que no te cojan el teléfono. Los líderes también tienen sentimientos y sufren.
Cuando se ha justificado y aplaudido todo, hay que ser muy consciente de que, si se deja de hacerlo, se pasa de palmero a plañidero, en apenas unas horas. Se puede tener toda la razón del mundo, pero en el partido siempre debe ser lo que diga el líder mientras parte de la militancia siga viendo en él «al puto amo».
El Partido Socialista de Castilla y León se ha roto. Algunos han decidido dejar de mirar a Madrid con amor –¡con la de veces que defendieron con fervor lo que allí se decidía en el parlamento autonómico!– y quieren ahora maniobrar con independencia. Menuda locura.
Ahora hay 'tudanquistas' donde antes sólo había 'sanchistas'. Nada como sentir un ligero temblor bajo los pies para golpearse el pecho y alzar la voz por la (mi)litancia, que es lo que de verdad les importa a ambos: lo suyo.
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