La caña del lomo

Si se pregunta cuál es el artículo que más se roba al descuido en los supermercados de Castilla y León, ahí tiene la respuesta: la caña de lomo. Al menos eso dice un estudio realizado por una empresa del sector. El dato podría ser gracioso, ... si no fuera porque este tipo de delitos está aumentando, porque supone pérdidas de hasta 2.000 millones de euros y porque, parece ser, existe todo un mercado negro 'gourmet'. En otras comunidades se roba más queso, aceite o helados; aquí, puestos a elegir, nos vamos a por el lomo. El diccionario da dos acepciones para la palabra miseria. Por desgracia, sólo una es reversible. La moral, por más que se pretenda, es incurable. Hoy en día que todo se justifica, habrá incluso quien diga que todos tenemos derecho a disfrutar de una rodaja de lomo. Hoy en día que a todo se le pone etiquetas, a no asumir la realidad de que no todo se puede tener en la vida y no pasa nada, se le llama síndrome de la pieza que falta. La realidad es que vivimos en un país en el que se roba comida por necesidad o hambre, pero también para hacer negocio. Seguramente a ese lado oscuro habrá ido a parar alguno de los artículos que se 'llevaron' del Banco de Alimentos de Segovia. Cinco mil kilos o cinco toneladas, como prefiera, que iban destinados a los más vulnerables y que cargaron sin la ayuda de un elevador, porque no consiguieron ponerlo en marcha. Ocho palets bien cargados con lo más caro: aceite, atún en conserva, pero también productos básicos como la leche, un bien de lujo en algunos hogares. Y por supuesto se llevaron todo el embutido, incluidas las cañas de lomo. Ni una dejaron; tampoco chorizos. Se conoce que los miserables son de paladar fino. No tienen clase, pero les sobra gusto.