Los aprovechados

Con estos números, estoy segura de que usted también conoce a alguien que, posiblemente delante de una caña fresquita, le comente que está de baja y no le sorprenda porque sufre de forma recurrente de dolor de espalda, depresión, jaquecas o incluso covid. La cuestión es que les puede la vanidad de sentirse más listos que otros y acaban reconociendo que su mal es que no les apetece trabajar. Ahí mi cara cambia. Detesto la mentira, que me tomen el pelo y soy demasiado mayor para disimular ante los aprovechados.

En 2023, el absentismo nos costó 25.000 millones de euros, por mucho que se piense que lo intangible no lo paga nadie, tampoco usted con su falta de sueño. Pero es que, además, el sistema del bienestar y la protección de los trabajadores enfermos no se creó para cuando no apetece trabajar. La Asociación Española Contra el Cáncer alerta de la precariedad económica a la que se ven abocados muchos enfermos en una situación en la que aumentan sus gastos, mientras sus ingresos, al estar de baja, descienden al 75%. Aprovecharse de los derechos laborales los pone en riesgo para quienes realmente los necesitan.

El otro día intenté comprar ibuprofeno sin receta y no me lo vendieron. No me puedo auto expedir recetas para mis dolores de cabeza recurrentes, pero sí voy a poder concederme una baja de tres días. Muy coherente todo. Y muy solidario, también.