Dice Valdano, el filósofo del fútbol, que la globalización ha transformado el deporte rey en un negocio en el que resultará imposible que convivan los clubes que tienen como afición el mundo y aquellos que se circunscriben a una sola ciudad. En definitiva, la historia ... de ricos y pobres de siempre que supone la antesala, al parecer irremediable, de trazar caminos paralelos sin cruces intermedios.

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España en su conjunto avanza también hacia ese mismo ideario donde los territorios poderosos pretenden que el peso poblacional influya, cada vez con más ahínco, en los cálculos que fijan la distribución de los fondos de la financiación autonómica. Mientras el Gobierno, con la vicepresidenta Nadia Calviño a la cabeza, quiere aplazar sine díe el debate sobre el nuevo modelo, numerosas comunidades autónomas anhelan precipitarlo con el fin de obtener un mayor trozo del pastel. La situación actual, con autonomías endeudadas hasta las cejas y escaso margen de maniobra, invita a pensar a que, se abra cuando se abra, la negociación generará batalla, guerra y vencedores y vencidos. ¿Dónde quedará Castilla y León?

No habría nada más injusto e insolidario que premiar una vez más el hecho poblacional, pero hoy existe un riesgo cierto de acabar con el mandato constitucional de que cada español debe disfrutar de los mismos derechos resida donde resida. La pregunta es sencilla: ¿queremos un país con una superliga autonómica de poderosos cada vez más poderosos y conformarnos con que nuestros pueblos y ciudades queden relegados al carril secundario? Toca alzar la voz para poner en valor nuestros propios hechos diferenciales, que los hay y muchos. No queda otra.

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