Sun-Tzu vuelve a Castilla y León

Mañueco llega al ecuador de la legislatura con encuestas que le dan holgada mayoría absoluta. GAD3 para El Norte de Castilla: 43 de 81 escaños para el PP; caída estrepitosa (de 35 a 28) del vencedor en las urnas y perdedor de la Junta, Luis Tudanca, secretario regional que no líder socialista; Ciudadanos reducido a cenizas (de 12 a 11 y de 11 a 1). Podemos, testimonial (Laura Domínguez, 'calienta, que sales' se escucha desde que se clausuró en Alcorcón el domingo pasado la IV Asamblea que eligió a Ione Belarra como sustituta de Pablo Iglesias). Vox, septuplicado, de 1 a 7. La derecha fragmentada vuelve a cifras de las mejores mayorías absolutas de Juan José Lucas y Juan Vicente Herrera). Tiempo de tácticas de posicionamiento. Ay, las encuestas. Pero, como decía el que fuera mano derecha, izquierda, ojos y oídos de Herrera, José Antonio de Santiago-Juárez, ya que existen, mejor salir bien en ellas. Se despliegan las tácticas de posicionamiento.

Advirtió Sun-Tzu: «Uno puede saber cómo obtener la victoria y, sin embargo, no conseguirla». Distinguía el general chino invencibilidad y vulnerabilidad; la primera, decía, depende de uno y la segunda, del enemigo. «Por consiguiente, aquellos que están versados en el arte de la guerra pueden hacerse invencibles, pero no está en su mano lograr que el enemigo sea vulnerable». Claro que Sun-Tzu no sabía que un día existiría el PSOE de Castilla y León y que tendría una élite acorazada de 10 dirigentes con sueldos entre 94.000 y 90.000 euros anuales para hacer oposición, pero que pese a ello aparecería en las encuestas a la baja. ¡La oposición mejor pagada de la historia castellana y leonesa! Increíble, pero cierto. He ahí la táctica de posicionamiento que despliega desde hace semanas el presidente Mañueco. No está en su mano lograr que el enemigo sea vulnerable. Pero si el enemigo insiste....

Sun-Tzu hoy observaría a Tudanca y no daría crédito. Un ejército con tropas muy bien pagadas actúa con formas impropias de una oposición que se precie de tal, porque en la acción diaria de Tudanca ni hay control a la Junta, ni se lanza alternativa.

Si Tudanca fuese un líder de verdad, no se habría producido, por ejemplo, hace unos días el incidente público entre el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y el alcalde de León, José Antonio Díez. Ambos socialistas, sí, pero Díez sabe lo difícil que es ganarse los votos y gobernar una ciudad. Y si las inversiones del Gobierno de Pedro Sánchez están más que paradas en León hay dos caminos: callarse, como hacen los sumisos; o ejercer de alcalde y espetárselo a la cara al mismísimo ministro, por muy secretario federal de Organización que sea.

Por eso, si el PSOE de Castilla y León funcionase a diario como debe hacerlo un partido de gobierno en España, no se habría dado el incidente: esas cosas se tratan puertas adentro. Pero con Tudanca, fuego amigo.

Más sorprendente es que la Delegación del Gobierno, del cada día más difuminado Javier Izquierdo (no sea que alguien le proponga para cartel a la Junta en 2023), no estuviera al tanto del malestar del alcalde de León; y si lo estaba y no hizo nada, peor. Un malestar que, si se empieza a preguntar a muchos alcaldes socialistas (excepción hecha del de Valladolid, Óscar Puente, con comunicación directa con La Moncloa), está más que generalizado. Izquierdo sale mal parado del incidente: es quien debería haber impedido la malcarada que se llevó el ministro. No porque Ábalos no la merezca, que desde su engreimiento político hace votos a diario para desplantes de los suyos, sino porque el espectáculo de la confrontación pública es de todo, menos edificante. Muy desesperado tiene que estar el alcalde de León para actuar así. Eso sí, ganó como alcalde; pierde el PSOE regional.

Mientras, el precio de la luz se dispara, el de la gasolina no deja de crecer... Y el Gobierno y el PSOE, en la arcadia feliz sanchista, ocupados en unos indultos que a ver dónde les lleva y dónde llevan a España.

El presidente Mañueco toma nota, pendiente del reparto de los primeros dineros europeos entre las autonomías. No está en su mano (Sun-Tzu 'dixit') lograr que el enemigo sea vulnerable. Pero si el enemigo insiste...