Sun-Tzu entra en campaña
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La batalla municipal de Valladolid, que marcará el futuro de la política de Castilla y León después del 28 de mayo, ofrece ya llamativos aspectos. El que más, el ansia del PP por recuperar el tiempo perdidoValladolid es la batalla de las batallas de las elecciones municipales del 28 de mayo. De lo que pase en la batalla de Valladolid ese día dependerá la política de Castilla y León a medio plazo. Para afrontar una batalla hace falta una estrategia. Y ... no hay estratega como el general chino Sun-Tzu (siglo V a. C.) quien, precisamente, dedica un capítulo muy significativo de su obra cumbre 'El arte de la guerra' a alertar sobre el peligro de la vacuidad y la valía de la consistencia. «Quien ocupe primero el campo de batalla y espere la llegada de su enemigo estará en reposo; quien llegue tarde y haya de entrar de inmediato en combate tendrá su fuerza mermada».
Que el PP ha llegado tarde al campo de batalla electoral a orillas del Pisuerga es de sobra conocido y a nadie extraña, dada la pusilanimidad de su presidente provincial, Conrado Íscar, y su más que errática acción política al frente de un partido en el que es campeón de acinesia. Y con un candidato a la fuerza, Jesús Julio Carnero, por incomparecencia de otros; qué buena la reflexión de Javier León diciendo que la secretaria provincial del partido, Mercedes Cantalapiedra, no quería ser candidata a la Alcaldía porque en el Ayuntamiento hay que trabajar y que como ella es senadora y ese verbo en el Senado parece que no se conjuga...
Las prisas no son buenas consejeras. Hacen meter la pata. Y si el equipo del que se rodea el candidato no aporta fuerza suficiente... Le está pasando al cabeza de lista del PP, el consejero-candidato, que tiene el flanco débil en su equipo. No ya porque le dirija la campaña un dirigente del pasado, Ramiro Ruiz Medrano, al que defienden en su partido con el argumento de que cae muy bien en determinado estrato social y de edad, como recalca uno de sus acólitos más fervientes. El equipo es hoy el flanco débil del candidato porque en esa guardia pretoriana de la que se ha rodeado, con algún que otro personaje más propio del 'hooliganismo' trasnochado, no se transmite convencimiento en la victoria. Si el propio candidato supiera lo que alguno de sus fieles vende en conversaciones privadas, lo mandaba a galeras; o, mejor, a freir espárragos.
«Cuando el enemigo se encuentre con vitalidad, hazle caer en la fatiga», aconseja Sun-Tzu. El PP tiene dos enemigos a batir el 28 de mayo: el bloque de izquierdas, formado por el PSOE y Valladolid Toma la Palabra, que aglutina a la izquierda a la izquierda del PSOE de Óscar Puente (Podemos incluido), y el Vox de la jueza Irene Carvajal.
«Quien sea capaz de hacer que su adversario se desplace hacia donde uno desee, vaciará su fuerza y se situará en posición de ventaja», recomienda Sun-Tzu. A haber llegado tarde a la batalla y con un candidato a la fuerza, el PP añade en Valladolid una pintoresca elección de escenarios para la contienda. Prueba de ello es que no atrae a los enemigos. Puente rehúye el cuerpo a cuerpo. Lógico. Con la de inauguraciones que tiene por delante, quién le manda meterse en camisas de once varas. Circula con comedimiento y su entorno le atempera para frenarle esos impulsos a los que es (¿era?) tan dado; al alcalde de Valladolid le gusta el cara a cara y el cuerpo a cuerpo más que a Messi un balón, pero está sabiendo esquivar entrar en batallas menores, como la que libran estos días PP y Vox en las iglesias de Valladolid. Sí, como lo oyen: en las iglesias de Valladolid. En la última semana, dos escenarios de cofradías han servido para que 'hooligans' (ellos y ellas) de Carnero aparenten que sacan tres cabezas a Vox en la carrera electoral por el hecho de que el PP cope la primera fila de bancos de los templos donde hay actos de las cofradías y la candidata de Vox, que no es concejala, tenga que estar dos o tres más atrás. Una estrategia de imagen que anticipa que en las procesiones de Semana Santa puede que peligre algún capuchón, incluso algún sayón, por el afán de los populares de acaparar las presidencias de las procesiones. «Si eso da votos, yo soy Obama», le confesó el jueves pasado a este cronista un 'carnerista' de primera hora.
El PP, que ha llegado tarde al campo pucelano de batalla electoral y con un candidato a la fuerza, también lleva unas cuentas un tanto singulares: da por hecho que los tres concejales que hoy tiene Ciudadanos van a ser para él; que Vox ganará algún escaño en el Ayuntamiento de la capital, y que el bloque de derechas sumará más que el de izquierdas y, claro, así ya ven ganadas las elecciones del 28 de mayo sin necesidad de poner las urnas. Hay cuentos de la lechera más realistas. ¿A quién quitará Vox votos para tener más concejales? Pues claro, ¡al PP! Pescan en el mismo caladero y, por eso, los votos que salgan, por los que entren.
Sun-Tzu va a tener mucha tarea hasta el 28-M. Lo que pase en la batalla de Valladolid ese día marcará la política de Castilla y León a medio plazo.
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