Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, reunidos el miércoles en Waterloo. STEPHANIE LECOCQ-EFE

Por suerte, las ideologías

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Es difícil que Junqueras y Puigdemont puedan llegar a forjar un verdadero proyecto común

pedro villalar

Viernes, 9 de julio 2021, 08:19

El encuentro entre el fugado Puigdemont y el indultado Junqueras en la mansión de aquel, quien se hace llamar ilusoriamente presidente todavía -presidente, ¿de qué?-, ha sido fría, gélida, según la mayoría de los observadores. Ni siquiera salió Puigdemont a recibir ni a despedir a ... su huésped, y la fotografía de rutina no dio prueba alguna de calidez en el trato. No podía ser de otro modo cuando es patente que JxCat, la posconvergencia, controlada más o menos por Puigdemont (Jordi Sànchez, el secretario general, es menos dócil de lo que se pensaba), está poniendo todos los palos que puede en las ruedas del gobierno de ERC, que lo es gracias a la abstención de los herederos de Jordi Pujol, pero también gracias al apoyo de los comunes y de la CUP.

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A esta gelidez ha debido contribuir sin duda la falta de sintonía personal entre Junqueras y Puigdemont, pero sobre todo otros dos factores: en primer lugar, el desacuerdo a la hora de la presentación o no de la DUI: Puigdemont estaba convencido de que era oportuno convocar elecciones autonómicas al día siguiente del 1-O, pero el republicano Rufián, entre otros, encabezó la campaña en contra de esta opción y llegó a hablar de traición y de citar la frase bíblica de las cuarenta monedas.

Y en segundo lugar, a Junqueras y a Puigdemont les separa la ideología: Junqueras es in socialdemócrata convencido, con ideas progresistas -salvo la pulsión nacionalista, tan reaccionaria-, en tanto Puigdemont representa a la mediana burguesía introspectiva y ultraconservadora que Pujol cultivó con tanto mimo como clase media del país emergente. Es difícil que entre ambos puedan llegar a forjar un verdadero proyecto común.

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