Sorpresa, sorpresa honda o liebre que salta en Béjar, mi ciudad del alma, donde resulta que atesoramos una de las mejores colecciones europeas de 'tsubas' japonesas, antiguas guardas de sable con filigranas de oro, plata, cobre y acero de belleza deslumbrante y misteriosa.
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¿ ... Y cómo llegaron a Béjar? Pues otra sorpresa: por legado, gesto infrecuente en España mas habitual sin embargo en países como Estados Unidos, de María Antonia Tellechea Otamendi, viuda del bejarano Valeriano Salas Rodríguez, creador y director de la espléndida 'Revista Geográfica Española' y de un pionero Archivo Fotográfico Hispano, lamentablemente perdido, dedicado a «las infinitas huellas de nuestro arte y de nuestra historia que existen en el mundo», matrimonio acaudalado, culto y audazmente viajero por África y Asia que invirtió su fortuna en la formación de un riquísimo patrimonio artístico, conservado en el museo bejarano que naturalmente lleva su nombre.
El valor de esta colección únicamente se intuía, porque faltaba el experto que la desentrañara. Pues bien, esa laguna es la que han llenado Marco Sala Ivars, el especialista providencial, y el Centro de Estudios Bejaranos, entidad que año tras año revive con sus escasos recursos económicos el milagro del pan y los peces, respectivamente autor y editor de un libro definitivo, 'El tesoro samurái de Béjar', recién publicado.
O sea, por fin conocemos a fondo esta colección tan insólita. No lo sabemos y resulta que, tierras adentro, nos toca 'el Gordo' todos los días. Sobre el regalo de Reyes de esta noticia, Feliz Navidad.
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