Pues ahí estaban: Montse, Sonia, Óscar, Juan, Susana… Todos los esforzados de la ruta. Los miembros del pelotón periodístico que se afanan, cada etapa diaria, en desvelar la verdad de lo que ocurre en nuestra comunidad. Todos lo intentaron. Incluso un señor del 'Financial Times', que supongo se marcharía pensando que había un dialecto español que desconocía: «el carriedés».
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Comenzó tembloroso, incluso algo nervioso, a pesar de ser el político con más tablas de la comunidad. Lo cierto es que la tarea que tenía por delante era descomunal. Intentar explicar que la semana pasada habían anunciado un protocolo, que no era tal protocolo y que se habían tratado unos asuntos, que no eran tales asuntos. Existía también una nota de prensa del gobierno, desmentida absolutamente por el presidente. Una nota que aun podían consultar para conocer toda la verdad. Todo lo que se comunicaba en ella estaba en vigor pero, por supuesto, no se aplicaría nunca. El vicepresidente parece ser que se había confundido la semana pasada. Se había confundido, eso sí, mientras relataba de forma absolutamente certera lo que había acordado con el consejero de sanidad. De hecho, el propio consejero de Sanidad lo había desmentido al confirmarlo. Todo aquello nunca pasó y el inefable Carriedo había asentido sonriente a aquella gallarda comparecencia no porque fuera cierta, sino porque, evidentemente, no era falsa. Que no es lo mismo.
Por otra parte, el ilustre palentino informó a los presentes de que la Junta de Castilla y León había respondido al requerimiento del Gobierno diciéndole que no le contestaba, porque aquello que habían anunciado la pasada semana no se iba a llevar a cabo, aunque indudablemente serían los médicos quienes lo realizarían cuando se les diese una instrucción que, por supuesto, nadie les iba a dar.
En ese momento me pareció ver al consejero de Economía avanzar a grandes zancadas por la sala, con el torso inclinado hacia delante, un grueso bigote pintado con tinta china y un puro humeando en los labios mientras preguntaba a García Gallardo, que vestía un largo traje de noche con lentejuelas y un collar de perlas hasta la cintura «¿Se casaría conmigo? ¿Le dejó mucho dinero? Responda primero a la segunda pregunta».
Ser periodista en la Freedonia del señor Mañueco es una tarea agotadora. Quizás, en la próxima rueda de prensa, Laura pueda darle réplica a Carriedo en el asunto de «la parte contratante de la primera parte, será considerada como la parte contratante de la primera parte».
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En fin… Si no fuera porque desgraciadamente es así de real, sería tremendamente divertido vivir en esta eterna 'Sopa de Ganso' mesetaria.
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