Dejad de sembrar

Esto puede significar dos cosas: o que los problemas de los agricultores son endémicos y no tienen solución; o que en cada momento se apagan los protestas con propuestas a medio plazo que, llegado el silencio, se esfuman. Me resisto a pensar que lo primero sea cierto y me inclino más por lo segundo. Se han sucedido administraciones de distintos colores políticos y hemos llegado a 2024 con los tractores fastidiando la jornada a cientos de empleados que llegan tarde a sus trabajos, a ciudadanos que se quejan por los problemas del tráfico y a políticos que dicen estar comprometidos con los problemas del sector. Y ya.

Pues he de decir que, aunque suene grueso y posiblemente carente del necesario reposo analítico que precisa una recomendación como la que estoy a punto de hacer, yo lo que sugiero al campo es que deje de sembrar. Una campaña solo. Nada más. Estamos en época de siembra y además se esperan lluvias, lo que significa que en nada los profesionales cambiarán el asfalto por el barro y sus tractores se reconciliarán con su tradicional actividad. ¿Y qué habrán conseguido entonces con las manifestaciones de todos estos días? Pues ya lo veremos. Pero tengo mis dudas sobre si dentro de otros cuantos años no les volveremos a escuchar pitar por el asfalto de la ciudad.