Someter al enemigo sin luchar

1 El tablero regional. No hay duda de que aunque de derecho Mañueco tiene diez consejeros (6 del PP, 4 de Ciudadanos), en realidad gobierna con 12. Impagable el papel de la no oposición del socialista Luis Tudanca, ganador de las autonómicas, perdedor del Gobierno. Tudanca ya era el undécimo consejero de Mañueco antes del pacto de reconstrucción al que ha obligado la covid-19; ese pacto fue coser y cantar por el empeño de Tudanca (secretario del PSOE, que no líder) en no hacer oposición a Mañueco, ni a la Junta, ni al PP. Es la primera vez que un presidente disputa una partida en el tablero regional con más de las 16 figuras blancas que le corresponden. La 17 es Tudanca, que ni le tose. Y la pieza 18, duodécimo consejero de facto, los informativos de Televisión de Castilla yLeón, que inciensan la labor de la Junta.

'El arte de la guerra', de Sun Tzu, muestra claramente lo hecho por Mañueco ante sus adversarios socialistas y sus ¿compañeros? de Ciudadanos en la Junta: «Luchar y vencer en todas sus batallas no es la excelencia suprema; la excelencia suprema consiste en someter al enemigo sin luchar». He ahí la realidad de este primer año: Mañueco no ha tenido ni que luchar. Uno, Tudanca se le entregó con armas y bagaje hace tiempo y el vicepresidente Francisco Igea, camino de convertirse en 'Charcoman' por la cantidad de charcos que pisa, entregó a Mañueco su parte de Ciudadanos en cuanto subió a un coche oficial. Dos, la parte de Ciudadanos de Luis Fuentes llama ya a las puertas del PP para colocarse en las listas de 2023. Tres, el pasado herreriano del PP está olvidado por sus actuales dirigentes (la comparecencia de Mañueco el jueves en la comisión de investigación de las eólicas ratificó el dicho de que 'cada palo aguante su vela'; allá Juan Vicente Herrera con los altos cargos de sus administraciones). Cuatro, Pablo Casado, presidente nacional del PP, y su secretario, Teodoro García Egea, necesitan de Mañueco más que este de ellos. Y, cinco, Vox aquí es lo que haga Santiago Abascal desde Madrid.

Sí, el arte supremo consiste en quebrar la resistencia del enemigo sin lucha: 'Sun Tzu dixit' y Mañueco ejecuta, con la inestimable cooperación del PSOE y Ciudadanos. El tablero regional lo domina Mañueco.

2 El tablero municipal. Es donde se juega (y jugará) la segunda partida política de relevante calado de cara a 2023, cuando lleguen las próximas municipales y autonómicas. El PP solo tiene uno de los 9 alcaldes de capital, el de Salamanca, Carlos García Carbayo. El PP regional es consciente de que la no mejora de los resultados locales es la base de la bajada de votos en las autonómicas. De ahí que a corto plazo, necesite de revisión, cuando no de renovación, en esas ocho provincias. Valladolid se adelantará en los congresos provinciales, dada la extrañísima situación que vive el PP en esta provincia, y dado que donde está el mejor espejo de la gestión socialista en esta comunidad es en su capital, con el socialista Óscar Puente al frente de un Ayuntamiento, donde el PP tiene los restos del naufragio herreriano en las primarias de 2017. Valladolid es el talón de Aquiles del PP regional y, por consiguiente, del propio Mañueco. Y si al espacio pucelano se le añaden los casos de León, Burgos, Segovia y Soria, con alcaldes del PSOE; Ávila con la escisión del PP con el bastón de mando en manos de Jesús Manuel Sánchez Cabrera; el de Palencia en manos de Ciudadanos y el de Zamora, de IU, más de un dolor de cabeza le va a costar a Mañueco la partida en este tablero.

3 El tablero nacional. Es el más cómodo, a priori. El del relax. Con el carajal PSOE-Podemos en La Moncloa, con un Pedro Sánchez cada vez más endiosado y un Pablo Iglesias cada vez más enrocado en sus trece, no es difícil moverse, máxime si el reparto de todo tipo de fondos europeos y estatales siguen perjudicando, como hasta ahora, a Castilla y León. Pero, ojo, el inicio del curso escolar está cerca y uno de los equipos más flojos de la Junta es el de Educación, con una Rocío Lucas que puede acabar abriendo muchos telediarios nacionales, y no para bien, si el presidente de la Junta no vigila hasta el más mínimo detalle de la vuelta a las aulas. Pero bien controlado ese flanco, el tablero nacional puede darle muchas alegrías al presidente de la Junta.