Soluciones imaginativas
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«En grupo posaron y pasearon sus lazos afectivos por los jardines los miembros de los dos gobiernos, con sus monaguillos»Anduvo amenazando toda la semana, y al final llegó a Madrid. El virus del soberanismo catalán, potente y contagioso. Y la famosa mesa cero para el diálogo nos dejó imágenes dantescas, como la de Torra convertido en jefe de Estado con honores de jefe de ... Estado. Póngase por caso un Emmanuel Macron. O un Charles de Gaulle, con perdón del general. Un agravio comparativo que el inquilino de la Moncloa ya ha empezado a tratar de paliar llevándose medio gobierno a La Rioja. El inicio de lo que amenaza con ser una gira dialogante nacional. Ahora ya sabemos cuál era el objeto de un Ejecutivo tan largo: poder salir de gira en grupo sin que se note excesivamente en la capital.
En grupo posaron y pasearon sus lazos afectivos por los jardines los miembros de los dos gobiernos, con sus monaguillos. Como en un taller de convivencia para ejecutivos. Una sesión de 'coaching' plena de «empatía, imaginación y creatividad». Las palabras del cambio. Y en privado, los dos líderes. El dúctil y el empecinado. El que avanza y el que se hunde en su propia intransigencia. «Más reinos derribó la soberbia que la espada», que decía Saavedra Fajardo. Y la declaración final: en el nuevo mundo harán falta «soluciones imaginativas». Gran reunión. Solo faltaron los chuches, pero claro, Rajoy ya no está en la Moncloa para mirar por estas cosas.
Tal vez por estar más pendiente del virus catalán que por el coronavirus, al ministro Illa, que formaba parte del grupo principal de animación, se le olvidó traerse del encuentro unas cuantas «soluciones imaginativas» para la pandemia. En otros países se celebran ya partidos de fútbol sin público o se prohíben reuniones de más de mil personas. Aquí el primer lío se ha hecho evidente con los colapsos del 112 y con las mil y una normativas sanitarias de cada comunidad autónoma. El propio Fernando Simón, la voz de la prevención y la sabiduría, ha advertido de que lo que cabe es tomar medidas excepcionales para casos excepcionales, porque no hay protocolo básico que sirva para todos.
En los próximos días veremos crecer aquí las cifras de los contagiados. Como esto no es China, la solución más imaginativa y empática será la que han adoptado ayer mismo los italianos. Centralizar el mando y mantener la transparencia en el cómputo, pero cortar de raíz el alarmismo. Eso no impedirá, sin embargo, que sigan apareciendo empresas que venden como churros por la red fármacos milagrosos, filtros de aire, gafas anti salpicaduras o test de detección caseros. Como en los tiempos de la peste negra.
Mientras el virus gana terreno a lo grande, Pedro Sánchez avanza en lo suyo ganándole pequeñas batallas a los presupuestos. Milagros del diálogo y de la transparencia, que sirve para todos menos, por lo visto, para el ministro Ávalos y su Delcygate. Por cierto que a Delcy Rodríguez la acaba de nombrar el presidente Maduro máxima responsable para contener el coronavirus en Venezuela. Otra solución imaginativa. Con tan magna experta al frente, a lo mejor los problemas de ese país se terminan antes de lo que pensamos. Quién sabe si Guaidó, en lugar de en lavarse las manos ante el contagio debería ya pensar en frotárselas.
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