En julio el mundo explota en bicicletas. Julio es el mes del Tour de Francia. El mes en el que los ciclistas sobrevuelan las cumbres con sus alas quemadas. En un Tour siempre épico, la lírica asoma con descaro. Tal vez porque nos atrae ... más la figura del perdedor. Roglic herido. Froome en el infierno. Thomas en horas bajas. Junto a ellos, extraterrestres como Van der Poel, Van Aert o Pogacar que a veces parecen humanos. Ciclistas de otra época. Y también está el ciclista filósofo. Se llama Guillaume Martin, un menudo escalador normando que entrena escuchando los debates radiofónicos en France Culture. Tiene un Máster en Filosofía, una novela publicada y una obra de teatro estrenada. Un tipo socrático, esclavo del raciocinio, que bebe de Nietzsche. El filósofo alemán desarrolló muchos conceptos relacionados con el deporte: el superhombre, el eterno retorno, la voluntad, la potencia. 'Nietzsche y el deporte' fue su trabajo fin de Máster. Zaratustra subiendo y bajando montañas. «No os aconsejo la paz, sino la victoria» frente a «lo importante es participar». Hinault en vena, ya que el objetivo será siempre terminar el primero. Con su fantasía ciclosófica, 'Sócrates en bicicleta', acerca la filosofía a un público amplio y muestra a los intelectuales la riqueza del mundo del deporte. Un Tour de Francia en el que ilustres filósofos escalan las montañas junto a los grandes campeones. El deporte entendido como un objeto filosófico. Mientras tanto, seguimos viendo el Tour de Francia. Guillaume Martin escalando ligero como un ecce-homo sin los clavos de la Pasión.
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