Un camareo de Valladolid muestra una foto del experto en 'simpas'. RODRIGO JIMÉNEZ

Sociología de un 'simpa'

Intruso en El Norte ·

«Estos atentados a la Hostelería, después de todo lo que han sufrido y del mundo que se avecina, deberían ser pecado de lesa Humanidad»

Jesús Nieto Jurado

Valladolid

Domingo, 5 de junio 2022

En mi familia siempre hemos sido de pagar. Morigerados en las cenas, pero felices bajo las bombillas del merendero. A veces el patriarca nos llevaba ... a un sitio que consideraba de lujo, y dejaba propina sacándola de su billetera, quizá un remoto recuerdo charro y ganadero de su patria chica. Pagábamos y descansábamos, y a la vuelta se hablaba del camarero hiperactivo y de la vagancia del otro. Pero todo con cariño. Viene todo esto a cuenta del 'simpa', que es la especie que no queremos en una cuna gastronómica. Queremos ciervos, turistas, pero no la caradura cañí de endilgarse un chuletón bien regado y después tomar las de Villadiego.

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Lo malo, es que luego se prestigian estas prácticas entre los jóvenes. Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero. O que a D. M. V. le irán saliendo copias carpetovetónicas. Hace unas semanas vimos que un ciudadano devolvía un montante de dinero olvidado, y ahora el hostelero se queda impotente y acongojado con D. M. V., que tiene como para una película mala de Ozores con Pajares y Esteso en el papel estelar del citado D. M. V., terror de las barras y de los reservados. Una españolada de esas por la que África empieza en los Pirineos.

Uno, alguna vez y por descuido, se ha ido sin pagar; otras ha pagado dos veces. Y siempre ha arreglado la cosa con diplomacia y un «la culpa es nuestra» y un «te honra». Algo que a mí, 'piernas' de la vida, me sabe a gloria.

Estos atentados a la Hostelería, después de todo lo que han sufrido y del mundo que se avecina, deberían ser pecado de lesa Humanidad. Y que La Haya los juzgue como tales.

Hombre ya.

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