
Los socialdemócratas han vuelto
La topografía del mapa político está cambiado y han surgido nuevos retos apremiantes como el cambio climático o las crecientes desigualdades sociales
David F. Mathieson
Viernes, 24 de septiembre 2021, 08:00
Secciones
Servicios
Destacamos
David F. Mathieson
Viernes, 24 de septiembre 2021, 08:00
Hace apenas unos años estaba de moda que los comentaristas y los politólogos anunciaran la muerte de la socialdemocracia. Por lo que parecía entonces, las ... fuerzas de la derecha estaban en marcha y implacables. En EE UU el populista republicano Donald Trump había triunfado para convertirse en el nuevo inquilino de la Casa Blanca. En Europa, había indicadores de un repunte en el apoyo a formaciones agresivamente nacionalistas incluso xenófobas como Alternative fur Deutschland en Alemania, el Front National en Francia o Vox en España. Era una tendencia en la política muy inquietante que el Viejo Continente no había experimentado desde los años 30. Y en el Reino Unido, el líder muy populista Nigel Farage vaticinó que el 'brexit' sería el primer paso de un movimiento «imparable» que llevaría a la desintegración de la Unión Europea.
Pero los socialdemócratas podrían recordar ahora las palabras del gran escritor Mark Twain. Cuando algunos periódicos de Nueva York publicaron su necrología, Twain los telegrafió alegremente desde Londres que «sus informes sobre mi muerte son muy exagerados».
Es probable que el nombre de Jonas Gahr Stoere no suene a muchos pero la semana pasada su formación, el Partido Laborista, quedó como el grupo más votado en las elecciones de Noruega. Su victoria ha puesto fin al mandato de la administración de centro-derecha en Olso y se une ahora a los Gobiernos de la izquierda de Suecia, Dinamarca y Finlandia. En resumen, los socialdemócratas de los países nórdicos han vuelto. En el otro extremo del continente europeo, los partidos de izquierda gobiernan en Portugal y España. En Italia el señor Draghi, el expresidente del Banco Central Europeo y personificación de un tecnócrata más que de un político, ha incluido a varios socialdemócratas en su gabinete como ministros clave para el empleo, la salud, la defensa y la cultura.
Según todos los sondeos, los socialdemócratas alemanes (SPD) gozan de una ventaja muy sólida frente a los conservadores (CDU) y saldrán como los más votados en las elecciones de Alemania el domingo que viene (26 de septiembre). Si el líder del partido, Olaf Scholz, se convierte en canciller, será la primera vez que un dirigente del SPD tome las riendas del Gobierno desde 2005. Evidentemente, este será un punto de inflexión tanto para el país más grande de Europa como para todo el continente. Y el año que viene parece muy probable que las fuerzas de la extrema derecha experimenten otro revés en Francia cuando el muy centrista presidente Macron vuelva a derrotar a Marine Le Pen y su formación nacionalista.
La topografía del mapa político está cambiado y han surgido nuevos retos apremiantes como el cambio climático o las crecientes desigualdades sociales. El electorado de varios países mira ahora a los socialdemócratas para resolver los problemas de la actualidad por tres razones en concreto.
Primero, la pandemia de covid ha exigido una respuesta basada en los valores de la izquierda tales como incrementar el gasto del Estado y reforzar los servicios públicos. Las viejas creencias de los liberales de la derecha ya son más irrelevantes que nunca. Ante una crisis internacional, como es la de la covid, el credo del 'laissez faire' y el individualismo predicado por la derecha clásica tiene mucho menos gancho. El presidente Ronald Regan solía repetir hasta la saciedad que las palabras más temidas en el idioma inglés eran 'I am from the government and I am here to help' (yo soy del gobierno y estoy aquí para ayudarles). Ahora no. Desde la financiación de los servicios médicos, pasando por la atención a los enfermos, hasta la investigación de las universidades para ayudar a encontrar una vacuna, el papel del gobierno ha sido central y esencial.
En segundo lugar, la necesidad de frenar o al menos ralentizar el cambio climático ahora es el tema más urgente en la agenda internacional. Una vez más, los principios de un capitalismo de mercado libre no ofrecen una solución al reto del calentamiento global. Sin una estrategia y una regulación muy coordinada entre unos Estados muy fuertes la posibilidad de prevenir una catástrofe climática es mucho más limitada.
Por último, si el presidente Trump era un abanderado de la derecha populista internacional, su derrota y la elección del presidente Joe Biden ha dado un nuevo impulso a la izquierda en otras partes del mundo. Aunque no es un socialdemócrata de molde europeo, en su primer discurso ante el Congreso Biden dejó claras las políticas que seguirá. Si lo aprueba el Congreso, habrá un aumento masivo del gasto público para la infraestructura, la educación, la sanidad y programas para reducir las desigualdades sociales con un aumento de los impuestos para las empresas y los más ricos. No está nada claro si los principios de la socialdemocracia serán suficientes para los retos del siglo XXI. Pero lo cierto es que sin ellos, la posibilidad de salir adelante se reduce mucho.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.