El análisis más extendido de las últimas maniobras políticas de Podemos apunta que Pablo Iglesias le ha comido la tostada a Pedro Sánchez y que en el Gobierno están que crujen por los desmarques de su socio de coalición. Los incidentes más significativos que se ... aportan como prueba son la foto de ERC, Bildu y Podemos con la enmienda de los desahucios y el desaire a Marruecos con el tema saharaui. Pero por encima de todo su labor de blanqueo y consolidación del eje político con los de Otegi para lo que queda de legislatura.

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La enmienda improvisada a los PGE para ampliar el bloqueo de los desahucios se organizó horas después del escándalo político-mediático del pacto de Sánchez con Bildu y algunas declaraciones irritadas de barones y veteranos del PSOE. Aparte de otras consideraciones la escenificación sirvió para descargar a Sánchez del peso del blanqueo a los de Otegi. El mensaje implícito a la parte de los votantes incómodos con este compañero de viaje era: El que pacta con Bildu es Iglesias, no Sánchez. Como resultado inmediato de esta puesta en escena el foco informativo se desplazó hacia un supuesto malestar entre los dos socios del Gobierno.

Margarita Robles, Nadia Calviño y algunas otras voces ministeriales sin identificar, siguieron el juego del presunto malestar gubernamental con declaraciones tan contundentes como: «El presidente del Gobierno es Pedro Sánchez»; o «Desde que volví a España he comprobado que hay acciones que lo que buscan es visibilidad». En realidad, el conflicto de los desahucios estaba pactado también con Moncloa como se ha podido comprobar sólo una semana después cuando el ministro de Vivienda, Ábalos ha confirmado que ellos también están por prohibir los desahucios hasta 2022. Y esa enmienda radical de la foto se canalizará oportunamente. Pero el trabajo de simulación ya estaba hecho.

Sánchez había ganado tiempo para escribir a sus militantes una carta para calificar de «artificial» el debate sobre el pacto con Bildu. Artificial y 'fake new', venía a decir. Apagado el fuego. Pero hay que extraer de los acontecimientos algunas conclusiones. La mayoría de los veintidós ministros del gabinete de coalición no se enteran de la fiesta. La aparente tensión entre socialistas y podemitas en el Gobierno es pura simulación. Porque como dice Andoni Ortuzar con lucidez este es un Gobierno táctico y Moncloa está en manos de expertos en imagen.

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La otra conclusión es que los barones 'díscolos' no le aguantan medio asalto a Sánchez. Están preocupados por su huerto electoral pero el jefe ya les ha dicho que hay cosas más importantes: el Gobierno de Navarra lo sostiene Bildu y que Podemos debe ser una de las patas de este Gobierno para esta legislatura y la siguiente.

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