La honradez debería ser un modo de vida y no una opción. El simple hecho de planteárselo ya predispone a cometer actos inmorales que pueden manchar el buen nombre de cualquiera. Esta exigencia lo es tanto para un jefe de Estado como para un ... hombre de campo. A este último lo ha llamado la Justicia. Lino Rodríguez, expresidente de Asaja en Valladolid, debe clarificar las cuentas de una organización a la que dice se entregó durante diez años para equilibrar ingresos y gastos. Dice que quemó dos coches e hizo miles de kilómetros y que incluso abandonó su propia explotación ganadera. Lo que aún no ha explicado es el destino de casi dos millones de euros que supuestamente fueron a parar al bolsillo familiar mediante cheques al portador, transferencias o simulando contratos que no existieron.
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Lino, su mujer y dos colaboradores estrechos se sientan en el banquillo por una supuesta apropiación indebida, acreditada por la Policía. Viajes que hoy han quedado en el olvido, joyas, gastos en hostelería y hasta artículos en tiendas eróticas. ¡Qué difícil fue ganarlo y qué sencillo perderlo! Pero así es el dinero. Pervierte y adultera las conciencias más limpias y acaba deshonrando la confianza ganada. Será la Justicia la que depure responsabilidades en una operación que ha sido bautizada como 'Cebada' y que recuerda al hombre que en esta vida uno no solo debe ser honrado, sino también parecerlo.
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