Quien se haya asomado esta semana al hemiciclo habrá comprobado con estupor y cierto sonrojo cómo una institución seria como es el Parlamento autonómico se degrada hasta límites insospechados. La primera sesión plenaria tras la fallida moción de censura del PSOE se ha convertido en ... un espectáculo de ignominia, de arrebatos barriobajeros que, incluso, ha rozado lo que podríamos calificar como 'poligonerismo' parlamentario.
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Las mascarillas que impone la pandemia nos han ocultado ver cómo se mastica chicle a cielo abierto. Las 'chupas' de cuero han desafiado a la presidencia del Legislativo en un arrebato de dignidad impropio de un miembro de la Mesa. Imágenes, pero también palabras. Del diario de sesiones no se podrán borrar algunas de las perlas pronunciadas por el señorío y que hoy, aquí, no pienso recordar por salud mental. ¡Les llamamos al orden! Sobran las descalificaciones, la chulería y los dedos acusadores. ¡No nos representan! No de ese modo.
Es preocupante el clima de crispación y agresividad que se respira en el Parlamento de Castilla y León. Confío en que esto no sea lo que nos espera los próximos dos años. La estampa estridente ya ha empañado el Día de la Comunidad y eso que aún falta algo más de una semana. Esta sesión tardará en olvidarse. Y para esto, me temo, no hay vacuna eficaz.
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