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Las inundaciones dan mucho juego informativo, y lo digo porque durante años trabajé en la Confederación Hidrográfica del Duero donde me tocó vivir algunos desbordamientos e informar a mis colegas de los medios sobre el particular. La experiencia me dice que el Pisuerga es un ... río bastante sometido desde que está regulado por tres embalses, lo que no significa que cada cierto tiempo se desborde un poquito, aunque sin liarla parda. Pero su antigua fiereza le da categoría, hasta el punto de que durante el tiempo que pasé en aquel gabinete de prensa tuve que explicar a diversas emisoras de radio y televisión que no iba a resultar fácil retransmitir en directo el momento en que empezaría a desbordarse. Los que somos más viejos que sus orillas hemos conocido inundaciones aparatosas que cortaban el Puente Mayor (lo que complicaba mucho volver a La Maruquesa desde el centro) o anegaban los jardines del Poniente.
Hoy, alarmado por las noticias que llegaban, me acerqué a las inmediaciones de este puente y, con franqueza, nuestro río más conocido no me pareció tan terrible y amenazante como en los años en los que viví sus históricas salidas de madre. De vuelta a casa, me paré un instante en el convento de Santa Teresa, en La Rondilla, donde volví a fotografiar una lápida bien conocida por los pucelanos recordando hasta dónde llegó el Pisuerga el 4 de febrero de 1636. La señal del agua está a la altura de mis ojos, y servidor mide metro ochenta…
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